HACIA UNA CULTURA DE PROTECCIӓN CIVIL. . .

Por: Juan Antonio Caldera Alaniz / Comandante del Departamento de Bomberos del Estado de Zacatecas

Los terremotos y las erupciones volcánicas se cuentan entre los peligros naturales más espectaculares, sin embargo, los desastres con el agua afectan a más personas y provocan más daños que ningún otro tipo de catástrofe. Muchas personas se han visto afectadas por sequí­as e inundaciones, considerando que una sequí­a puede ser el mayor asesino, esto puede deberse a que son más prolongadas y afectan áreas extensas, las inundaciones matan a menos personas, ya que se puede evacuar la zona en riesgo o peligro.

Sin el agua, la vida no es posible, es la fuente misma de la vida. Al mismo tiempo, el agua en exceso es peligrosa. Demasiada agua o demasiado poca, son los elementos más frecuentes de los desastres naturales. Las inundaciones de rí­os y costas, por ejemplo, son el desastre natural más común y están aumentando más rápidamente que ningún otro tipo de catástrofe. Las sequí­as por otra parte, siguen siendo el desastre que afecta a más personas en nuestro planeta.

Aun en nuestros tiempos, algunas personas creen que los desastres naturales como el caso de inundaciones, ciclones y las sequí­as son “actos de Dios” o castigo de los Dioses y poco puede hacerse por prevenirlos o mitigar su impacto, sin embargo, el costo económico de los desastres se ha cuadruplicado desde hace algunas décadas, un incremento demasiado elevado como para atribuirlo solamente a las fuerzas de la naturaleza, por lo que los desastres de origen natural, más bien son resultado de un acto del ser humano.

Las inundaciones rara vez son provocadas exclusivamente por fuertes aguaceros o el derretimiento de la nieve. La erosión de los terrenos escarpados, provocada por la deforestación y prácticas agrí­colas inapropiadas, endurece la tierra, reduce la retención del agua y ocasiona inundaciones y deslizamientos. El desarrollo excesivo de las zonas costeras ha incrementado el riesgo de inundaciones y daños por tormentas, la acelerada urbanización es otra causa importante de inundaciones repentinas: las calles pavimentadas sin un adecuado sistema de desagí¼e y la falta de espacios abiertos reduce la capacidad de la tierra para absorber el agua.

Las sequí­as por su parte, no se producen simplemente por falta de lluvia, el pastoreo excesivo, la deforestación, los sistemas de irrigación inapropiados y el sobrecultivo conducen a la desertificación y a la sequí­a. En las zonas urbanas, las sequí­as van en aumento a causa de incremento cuantioso en el consumo de agua, así­ como de la decreciente capacidad de absorción del agua por las superficies cubiertas de concreto.

Para reducir la vulnerabilidad de las comunidades ante los desastres consiste en comprenderlos dentro del marco del desarrollo sostenible, cada dí­a los gobiernos, las empresas y los individuos toman decisiones que crean nuevas vulnerabilidades ante la ocurrencia de un desastre y que cuando éstos ocurren, conducen a fuertes pérdidas socioeconómicas.

¿Es posible reducir el impacto económico y social de las inundaciones y las sequí­as?

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