PARTICIPA EXPERTO EN SEGURIDAD PíšBLICA EN CONGRESO NACIONAL DE CIENCIAS FORENSES QUE ORGANIZA UAZ

Al compartir sus experiencias, en las que ha trabajado de cerca en centros penitenciarios, el psicólogo clí­nico Gerardo Esparza Monsiváis expuso que la mayorí­a de los actos criminales  llevan “dedicatoria y necesitan acuse de recibo”, y si no se sabe escuchar incidirán en la repetición de acciones por parte de las personas que los realizan.

Invitado por la Unidad de Psicologí­a de la UAZ, el especialista procedente de la Secretarí­a de Seguridad Pública del Distrito Federal, dictó la conferencia “La familia del delincuente, contribución desde el campo psicoanalí­tico”, como parte del Segundo Congreso Nacional de Ciencias Forenses en la Investigación Criminal, organizado por la UAZ, a través de la Unidad Académica de Psicologí­a,

Tras afirmar que gran parte  de los actos criminales “tienen dedicatoria y necesitan acuse de recibo”, y si no se sabe escuchar serán factor determinante para que la persona continúe repitiendo las acciones, puso el ejemplo de un niño que tiene conductas antisociales, agresivas o de destrucción, y  cuya  respuesta de la persona que intenta corregirlo es que “no entiende lo que le digo”, mientras que la verdad es que “yo no escucho lo que dice el niño en ese juego”. Lo anterior –apuntó– porque no se le escucha de la manera adecuada.

Para Esparza Monsiváis,  “la familia es uno de los eslabones más importantes dentro del aprendizaje” y en la que se pueden definir, roles y conductas futuras, aunque mostró su desacuerdo en las definiciones rí­gidas de “familias desintegradas” y “familias integradas”, así­ como la pertenencia a la primera como primer factor para delinquir.

Explicó: De entrada,  en México el 56 por ciento de las familias  tiene como sostén principal o único a una mujer, ya sea en calidad de divorciada, madre soltera viuda, o porque el padre no asume el rol que le corresponde. “Entonces vemos que la realidad está alejada de las familias que vemos en los comerciales de Jumex o de Nescafé”

Más drásticamente contó acerca de un joven encarcelado que conoció en la Ciudad de México, el cual le solicitó que le tomara una foto para enviársela a su padre, al cual no veí­a desde hace 7 años. Al solicitar el permiso administrativo –comentó- le preguntaron si sabí­a la razón por la que no veí­a a su padre. Le explicaron que él  estaba en otro penal, al igual que su madre y sus hermana,  en otro, pero que se comunicaban a través de terceros, por lo que en los hechos era una familia funcional.

Dentro de los muchos ejemplos que citó el ponente en su conferencia, dictada este viernes 26 de agosto en el Teatro Calderón, Esparza Monsiváis señaló que en la familia la identificación de roles y el respeto a las instituciones son factores determinantes que influyen en la conducta.

Puso el caso de un niño que se quiere dormir, sin aparente motivo,  con su padre y madre. Del primero obtiene la negativa, mientras su mamá le dice al niño: “No le hagas caso, tu papá está loco, ven a dormir con nosotros”. Entonces el mensaje que se le enví­a al pequeño es que él sí­ puede transgredir las instituciones o las leyes, que éstas se pueden romper para su conveniencia.

Entonces, señaló el especialista, más importante que pensar en familias desintegradas o integradas, son los roles que se asumen, “porque existen familias con padre, madre hermano, etc., donde biológicamente se tiene todo, pero que al asumir responsabilidades o roles son un desmadre”.

Después, Esparza Monsiváis habló de algunas conductas que, según su experiencia y los estudios de reconocidos psicólogos, como Sigmund Freud, llevan a asumir conductas de adicto, delincuente sexual, estafador y criminal, entre otros.

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