CAUTIVA EL REGRESO DE PABLO MILANí‰S EN ZACATECAS

Fotos: / MIRADOR

Zacatecas, Zac.- Con un repertorio musical especial que compensó por varios años de ausencia, el cantautor cubano Pablo Milanés reinventó la noche del 3 de Abril en Plaza de Armas donde se dieron cita miles de seguidores y nuevas generaciones que disfrutaron de una emotiva velada, consagrando momentos de serenidad y efusividad.

El escenario fue abierto por la agrupación zacatecana de corte latinoamericano Huayrapamushka quienes, con fraternales ritmos, interpretaron melodí­as propias y de algunos cantautores como Rubén Blades. Así­, dirigidos por el maestro y músico Ignacio Rosales, animaron a los presentes dejando todo listo para el arribo de Pablo Milanés.

La cálida bienvenida del público zacatecano al intérprete caribeño fue, sin duda, esperada, incluso rebasada en su esencia pues, como mencionaron varios asistentes, no podrí­an olvidar la primera ocasión que Milanés pisó el mismo escenario hace 26 años, justamente en la primer emisión de este festival que, también en aquellos momentos, le recibió con gran expectativa al igual que en cada una de sus presentaciones en la capital Zacatecana.

Poseedor de un registro inigualable, mismo que hoy en dí­a es considerado como dueño del sentimiento más honesto, Pablo Milanés y sus melodí­as continúan colocándose no sólo en el gusto sino en un argot que, quizá, es atemporal pues cientos de jóvenes no desconocieron sus sonidos y entonaron gran parte de sus piezas musicales.

Una atmósfera cálida, nostálgica y arcana invadió la voz de los asistentes cuando al uní­sono seguí­an éxitos como “De qué callada manera” y “El amor de mi vida”, melodí­as que ubicaron con emoción y deshago, mismas que el cubano regaló con la firme intención de que Zacatecas vibrara  a través de la isla que le vio nacer.

Acompañado por músicos con los que su trayectoria se ha consolidado, y serenamente sentado frente a sus partituras, el intérprete caribeño obsequió serenidad y tibieza a pesar del frescor que se sentí­a en el centro y que en ningún momento hizo que los miles de asistentes claudicaran ante el deseo de continuar disfrutando la exquisita velada.

Pablo Milanés, uno de los cantautores más reivindicativos y emocionales de los últimas décadas, quien continúa cosechando éxitos, recuerdos y emociones, se despidió con tres de sus inolvidables melodí­as, propiciando que la Plaza de Armas retumbara en una sola voz: “Yolanda”, “El breve espacio” y “para vivir” que pusieron de pie al público, entregándose en aplausos.

“Ha sido una noche maravillosa”, manifestó Pablo Milanés con júbilo, transmitiendo ello a la capital de cantera y plata de la cual él, desmedidamente, continúa teniendo no sólo un breve espacio sino una ciudad que es lo que él simplemente soñó.

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