ELECCIONES: PERCEPCIONES Y REALIDADES

Análisis Polí­tico

Gabriel Contreras Velázquez / MIRADOR

Dentro o fuera de la veda electoral, la guerra de percepciones correspondiente a las elecciones presidenciales del 2012 lleva ya un año gestándose en el espacio público. Desde las declaraciones presidenciales en contra del PRI en la universidad de Standford a mediados de 2011, la mediatización electoral irrumpió en la vida pública.

Lo que vivimos hoy (desde este viernes 30 de marzo), según el IFE, es un proceso democrático donde la vida pública se ensancha con el debate, el contraste de las ideas y el intercambio de opiniones. Entre millones de spots transmitidos en precampañas y campañas, y una serie de debates (que están por definirse), existe la hipótesis de que la democracia mexicana va en camino a la “consolidación”.

La realidad es distinta cuando la pensamos en términos de marketing polí­tico, por ejemplo. Los spots tienen objetivos simples y ramplones, y siempre los han tenido así­. En polí­tica se trata de mover cuatro emociones fundamentales: amor – odio, esperanza – miedo. Se agrupa a la población según la tendencia de “consumo electoral”, y se generan estrategias propias de la racionalidad mercantil para posicionar candidatos.

Para una sociedad mediatizada, donde casi el 70% de las percepciones se construyen en la radio y la televisión (según el reporte “Social Media” del Open Society Foundations en México), y en menor medida se consumen medios impresos (apenas un 9.5%), el marketing polí­tico ha resultado un negocio bastante redituable.

Cuando se trata de vender un producto, la polí­tica se ha adaptado a las condiciones con que el mercadeo construye sus objetivos: que se consuma masivamente (recordemos la campaña del “YA basta” de Vicente Fox). Ante ese escenario la pregunta es evidente: ¿la democracia significa la privatización de la vida y la elección públicas?

Por las cantidades de dinero invertidas en el proceso electoral, que terminan en manos de consorcios mercantiles, la respuesta parece ser afirmativa. Y si nos damos a la tarea de conocer las ganancias de las estrategias de “venta” de la imagen de los candidatos, aquellas palabras rimbombantes de la autoridad electoral empiezan a mostrar grietas… Eso apenas por el lado de los intereses comerciales, con los que han crecido las elecciones desde el 2000.

Por el lado polí­tico, las percepciones se traducen en un lenguaje sutil que condensa los intereses y la ideologí­a de grupo, y fluye por los vasos de comunicación de las redes de poder. Para esta ocasión, citare nuevamente las declaraciones de un militar.

El miércoles pasado, en la Unidad Académica de Derecho en la UAZ el general Genaro Fausto Lozano Espinosa, comandante de la quinta región militar fue muy claro: “todas las sierras del Pacifico de México están llenas de droga, hay cientos de miles de personas que se dedican a su cultivo, que ya es un asunto cultural, una forma de vida.”

En un auditorio previsiblemente plagado de jóvenes, el general no titubea ni piensa en segundas opiniones. Sabe que la guerra en contra del narcotráfico (en la que han participado los militares desde hace 30 años), ahora categorizada como delincuencia organizada, debe de mantenerse puesto que “este fenómeno puede poner en peligro la existencia misma del Estado mexicano.”

Afirma también que al inicio de la administración de Felipe Calderón, un alto porcentaje de los casi 2500 municipios del paí­s “estaban presos por el crimen organizado y muchos alcaldes no podí­an ejercer su función”. Con ello nos ofrece un dato relevante para conocer las causas por las cuales el Estado mexicano ya se encontraba rebasado desde 2006 (y años antes).

Entra en contradicción sobre la posibilidad de poner en peligro la existencia del Estado, y demuestra que es un hecho que el fenómeno que vivimos actualmente es lo que él piensa que es un todaví­a un “probable peligro”.

Si a esto sumamos las palabras del comandante de la Onceava Zona Militar en Zacatecas, Bernardo Pineda Solí­s (que en este espacio analizamos el 7 de febrero del año en curso), quien dijo que los militares no son quienes tienen la solución, ya que al combatir la violencia con más violencia se genera un estado de anarquí­a, entendemos que incluso al interior de las fuerzas armadas las percepciones no son homogéneas.

Por un lado el general Lozano Espinosa ofrece el diagnostico presidencial donde los delincuentes son el cáncer. Por el otro, el general Pineda Solí­s pone los puntos sobre las í­es al deducir que para que el crimen creciera, era necesaria una fuerte dosis de corrupción institucional y un estado de derecho colapsado…

De fondo, lo relevante es que este conflicto armado entre las fuerzas del orden y la delincuencia organizada será abordado en las campañas polí­ticas con reserva. Los estrategas de marketing poco arriesgaran a asumir los costos de jugar con el miedo colectivo de la inseguridad.

A toda acción… múltiples reacciones.

-        Como lo preveí­amos en nuestra entrega del 28 de Febrero, las decisiones cupulares en el PRI terminaron por reventar a Edgar Rivera, quien ahora formará parte de la campaña de las izquierdas del estado. El problema no es minúsculo. Si bien la CNC mantiene fidelidad al partido que se perfila cercano a la presidencia, su representante terminó por saltar del barco debido a los espacios herméticamente cerrados. Pongamos de precedente esta ruptura. La coyuntura apunta a escenarios en 2013 donde se agriete con mayor fuerza esta estructura saturada.

-        Los consejeros del IFE sabí­an de la fragilidad legal que sustentaba la petición de inscripción de Manuel Clouthier como “candidato independiente”. Según los especialistas en derecho electoral el principio “pro persona” no es aplicable en una situación donde no hay norma alguna qué aplicar. Esto es, mientras no exista norma que respalde estas candidaturas, incluso el Tribunal Electoral (y las demás autoridades electorales) sólo podrá exhortar a los partidos a retomar esta discusión en la constantemente aplazada reforma polí­tica federal. Ya lo decí­amos: el IFE y su inoperante marco jurí­dico con respecto a las necesidades reales de la sociedad mexicana.

-        Una felicitación personal al Festival Cultural de Zacatecas 2012, el concierto sinfónico de Pink Floyd deja una huella en la historia de este analista.

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