SEGURIDAD, EL TEMA RESERVADO

Análisis Polí­tico

POR: Gabriel Contreras Velázquez

Josefina Vázquez Mota mantuvo un discurso ambiguo durante su precampaña y campaña, dada la siguiente premisa: ¿separarse o no separarse del presidente Calderón? Por un lado podrí­a fijarse en la tónica del “continuismo” y de una imagen del PAN desgastado, pero permitirí­a que la escisión que generó el mismo Calderón dentro de su partido –incluso desde antes que llegara a los Pinos- se desdoblara hacia una endeble unidad para caminar en las elecciones presidenciales que están por definirse en cuestión de dí­as.

La segunda opción que el escenario regalaba a la candidata era separarse completamente del grupo calderonista, y lograr con esto ganar adeptos de panistas que habí­an estado en franca confrontación con el presidente durante el inicio y desarrollo de su sexenio.

No logró ni una ni otra. Los golpes de timón a su equipo de campaña llegaron tarde, cuando todos aquellos panistas que habí­an apoyado a Cordero en la precampaña se mantuvieron de brazos caí­dos, con lo que generaron huecos e inconsistencias en la candidatura de Josefina.

Basta recordar el mitin en el Estadio Azul, en el DF, donde la oradora se quedó prácticamente sola cuando apenas iniciaba su discurso. El panismo del DF (todos ellos corderistas, de la mano de Mariana Gómez del Campo) la dejó a su suerte. Esa rivalidad entre los azules es lo que hoy los tiene con un 24% aproximado de preferencias de voto, luchando por no quedar en el tercer lugar.

En ese mismo sentido, su propuesta en seguridad –un modelo preventivo y proactivo, siendo la raí­z la persecución de los dineros del crimen organizado transnacional en nuestro paí­s- fue ambigua, tratando de mantener distancia de Calderón pero sin romper totalmente con él.

Y de hecho ningún candidato ha podido romper con las lí­neas de acción impuestas por Calderón; si acaso han logrado darle un “nuevo enfoque”, no pueden dar la espalda (como lo pretendieron en los dos debates, al hablar del tema de manera genérica) a la inseguridad que va más allá de un presidente y de un sexenio.

Aquella ambigí¼edad en Josefina hace unos dí­as le restó un capital polí­tico importante. El viernes 15 de junio, el candidato Peña Nieto, en conferencia de prensa presentó al General Oscar Naranjo Trujillo como “asesor externo, no operacional” (dado a que la ley mexicana lo impide) en materia de seguridad.

El equipo del candidato priista, en una nota informativa presentan la trayectoria del militar colombiano de la siguiente manera: ha ocupado cargos “a través de los cuales ha gestado golpes contundentes contra la delincuencia común y trasnacional, especialmente contra cárteles, estructuras y dinámicas asociadas al narcotráfico, terrorismo, secuestro, tráfico de personas, armas y municiones”. Algunas otras informaciones dejaron saber que él fue quien vendió su idea de policí­as militarizadas en nuestro paí­s.

Podrí­a decirse que el equipo de Peña Nieto entendió los mensajes enviados desde Estados Unidos, a través del diario The New York Times, desde donde hace un par de semanas se han expresado abiertamente las dudas acerca del modelo de seguridad que todos los candidatos proponen, especialmente del que va arriba en las preferencias electorales según la mayorí­a de las casas encuestadoras mexicanas.

Un dí­a después del debate, en los diarios mexicanos se informó acerca de la postura norteamericana con respecto a la lucha en contra de las drogas en nuestro paí­s. Sin más preámbulos, los Estados Unidos mostraron “preocupación” por las posturas asumidas por los candidatos con respecto al narcotráfico.

Cuatro dí­as más tarde, el equipo priista sale a los medios a presentar a ese general colombiano de los “golpes contundentes”. Si el discurso no era claro, algunos funcionarios norteamericanos presionaron para que los candidatos dieran señas más claras de su postura acerca de la lucha que ellos realizan en contra de los cárteles de la droga no sólo en nuestro paí­s, sino en todo el continente. Ellos sí­ fueron transparentes: están con nosotros, o en contra nuestra.

Meses atrás, se barajaba la posibilidad de que Oscar Naranjo jugara esa misma posición, pero desde el grupo de Vázquez Mota. Al mismo tiempo, el presidente Santos apoyarí­a al presidente Calderón en la definición de una estrategia “integral” para presentar en tiempos electorales. No sucedió así­. Con el juego de posiciones que se dio a la llegada del militar colombiano, las tendencias electorales se han vuelto casi definitivas.

Por su parte, el candidato de las izquierdas López Obrador, se alejó del discurso de atacar la inseguridad a través de inteligencia (militar, policiaca y preferentemente civil). En los debates siguió hablando del neoliberalismo, de “los de arriba”, de “los dueños del paí­s”, y perdió la oportunidad de presentar un modelo polí­tico económico que tení­a coherencia a partir de la designación adelantada de su gabinete. Nuevamente estuvo desfasado de las exigencias polí­ticas del momento.

A toda acción… múltiples reacciones.

-        El debate organizado por el grupo #YoSoy132, además de algunos vicios en su transmisión (debido a las plataformas electrónicas usadas) mostró que aunque se carezca de lo insumos necesarios, la organización es suficiente para coordinar un evento de tal magnitud.

-        Tanto Andrés Manuel López como Josefina Vázquez Mota aprovecharon el último escenario para dar a conocer sus propuestas entre los jóvenes. Fue gracias a un auditorio informado que el proyecto de los candidatos pudo profundizarse con un poco más de seriedad, aunque no la suficiente para cambiar la opinión de algunos indecisos.

-        Del otro lado, los candidatos siguieron en la lí­nea de la confrontación y desacreditación, generando en este analista la sospecha de que la ley electoral es suficiente al estimular sólo 2 debates en la elección presidencial… ¿Se imagina usted 5 debates de la altura de estos candidatos? A eso súmele la guerra de percepciones en internet.

-        Por último, que el PAN y las izquierdas se presentaran al debate funge como indicador claro del reconocimiento de un lejano segundo lugar del puntero de las preferencias, el cual prefirió omitir su participación… Por el momento la decisión del priista es polí­ticamente correcta, excepto que de ganar la presidencia, habrá generado mayor beligerancia de estos grupos hacia su gobierno… Acciones: reacciones.

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