Análisis Político
Por: Gabriel Contreras Velázquez
Durante la 18 Reunión Plenaria de la Fundación Círculo de Montevideo las alusiones fueron claras. Julio María Sanguinetti, ex presidente de Uruguay se posicionó a favor del respeto a las instituciones, como un logro político latinoamericano de finales del siglo 20.
En ese mismo espacio se encontrarían reunidos los representantes de los tres partidos políticos (PRI, PAN, PRD), mismos que fueron aludidos por aquel ex presidente, en un discurso que refiere claramente la visión política de los intereses iberoamericanos en territorio mexicano.
âHemos mejorado (la política latinoamericana), México también sin duda alguna. Están sus tres partidos. Hay debate por cierto, lo seguirá habiendo siempre, pero todos ellos se han resuelto y se van a resolver adentro de la institucionalidad.â
E insiste: âEn estos mismos días uno oye discusiones, debate, a veces airados, pero todos ellos se van a resolver dentro de la institucionalidad, y ese es el gran valor, el gran activo que tenemos en México y en toda América Latina⦠bien sabemos que no hay peor tiranía que aquella que se ejerce a la sombra de las leyes.â
En el panel lo acompañan el mandatario mexicano, y el empresario mexicano ây el hombre más rico del mundo según Forbes- Carlos Slim. Entre el auditorio se encuentra Pedro Joaquín Coldwell (líder priista), Ivonne Ortega (Yucatán), Roberto Borge (Quintana Roo), Marco Antonio Adame (Morelos), Graco Ramírez Garrido (Morelos) y Arturo Núñez (Tabasco); nuevos y salientes gobernadores estatales respectivamente.
El protocolo sugiere al presidente Calderón defender su política económica, en contra de las críticas por las firmas de tratados de libre comercio, así como la reducción arancelaria para la producción de bienes intermedios. Sin embargo, lo que tenemos en frente es un escenario del eclipse de un sexenio y el origen de un nuevo momento político.
Por encima de los debates los cuales refiere Sanguinetti, la confianza en las instituciones políticas es primordial en materia económica al hablar de inversión extranjera en nuestro país. El simple hecho de medir la âconfianzaâ, o la âgobernabilidadâ como se ha impuesto paradigmáticamente hoy en día, nos habla de un lenguaje económico tratando de explicar el fenómeno político.
Ya en la entrega anterior tuve la oportunidad de mencionar que la Bolsa Mexicana de Valores veía con buenos ojos los resultados electorales del pasado 1° de Julio. Es importante no olvidar que el análisis político parte de indicadores, mismos que permiten explicar la complejidad del fenómeno y las relaciones de poder al interior del mismo.
Es por ello trascendente lo que se vivió en dicha reunión plenaria de la Fundación del Círculo de Montevideo, organizada por el mismo Carlos Slim. Los sectores ahí aglutinados nos dan un indicador del consenso político tras las controversias jurídicas que se han desplegado en torno a la elección donde Peña Nieto fue declarado virtual ganador.
La clase política está preocupada por conocer las condiciones en las que se desarrollará el cambio de gobierno en Diciembre, más que inquietarse por lo que designe el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Desde ahí nos envían señales de âconfianzaâ sobre el resultado electoral, mismo que ya tiene una tendencia marcada hacia un ganador.
En realidad la única preocupación que podría tener la clase política hasta el momento, es la definición de las bancadas en el Congreso de la Unión, y los acuerdos que se lograrán para poder impulsar las reformas que fueron plataforma de campaña política priista.
El Revolucionario Institucional sabe que los primeros tres años de gobierno son definitorios en materia de sucesión política. Con más de una veintena de gobernadores trabajando a favor del proyecto Peña Nieto, la preocupación no es cuánto tiempo se queda el PRI nuevamente, sino cuáles serán los consensos al interior del partido que permitan estabilidad al grupo en el poder para poder negociar un cambio o reafirmación de rumbo hacia 2018.
Desafortunadamente, la cultura política en nuestro país ha mantenido la beligerancia más que la inteligencia en el ciudadano. La opinión pública sigue la línea discursiva del desencanto y el hartazgo, cuando en realidad no hay ejemplo que nos permita prever que la política no sea un espacio donde se negocien intereses de grupos, y no la vida pública.
La reacción de la izquierda de AMLO lo único que ha logrado es enfocarse en la parte âidealistaâ de la política que actualmente ya no vive bajo esa sombra, como sí lo hizo en todo el siglo 20. El pragmatismo si bien no es la mejor etapa de la política, ha mostrado lo que puede lograr uniendo los intereses en común a favor de un proyecto político, que no necesariamente es el ciudadano. Hoy ese proyecto está a punto de ocupar Los Pinos nuevamente⦠Mientras que la agenda ciudadana depende del ciudadano, no de los partidos.