OBRA PÚBLICA, EL GASTO SIN OBJETIVOS CLAROS

Agenda Política

Por: Gabriel Contreras Velázquez

Inicia la primera quincena del año con un desfile –particular en este sexenio- de secretarios de gabinete del gobierno de Alonso Reyes en los medios de comunicación. Los noticieros se encuentran saturados por la agenda de entrevistas que se realizan a diestra y siniestra. Los temas, dos esenciales: dar a conocer a la opinión pública cómo se gastará el presupuesto “histórico” (concepto sobrevalorado) para 2014, y cómo se introducirán y afectarán las reformas federales al estado de Zacatecas.

Quitando la paja y los minutos para ensalzar al gobernador (dando elementos para confirmar lo que en su gabinete se rumora: es imprescindible “endulzarle el oído” al mandatario) lo que se puede rescatar de las declaraciones de los pilares del gasto público, la Secretaría de Obra Pública, y la Secretaría de Desarrollo Social, en manos de Mario Rodríguez Márquez y José María González Nava, respectivamente, es la aplicación presupuestal al rubro de infraestructura social.

La mancuerna de secretarios diseñan la administración presupuestal con el objetivo de que, paralelamente, el gasto público sirva como estrategia de potenciación de la calidad de vida de los zacatecanos, e indirectamente, pero como resultado de la estrategia de seguridad, el fomento al empleo y los salarios dignamente remunerados, sean el factor esencial por el cual los jóvenes que se acercan a las filas de la delincuencia organizada, desistan de engrosar las bandas criminales.

Con un análisis inexistente para los fines que se busca subsanar, y con la información que los secretarios ofrecen, es previsible que 2014, inaugurado como el año de la “obra pública”, termine por fomentar una simple administración del presupuesto con la creación de escuelas, espacios deportivos, hospitales, vialidades, así como el mejoramiento de la infraestructura actual.

Los secretarios han tratado de abordar el problema de la seguridad pública por el que atraviesa el estado, apenas en la superficie de lo que éste fenómeno presenta. Sin embargo, han caído en la retórica del ex presidente Calderón. En aquellos años la federación insistía en la “recomposición del tejido social” (tema primordial en el debate presidencial del 2012, y bandera que todos los candidatos tomaron como propia), sin dar una explicación coherente y significativa de lo que ello implicaba.

El gasto público en el sexenio de Calderón se dirigía a generar espacios deportivos y escuelas, para que los jóvenes no se vieran tentados a involucrarse en tareas altamente rentables y peligrosas, que el crimen organizado les ofrecía, y en la actualidad aun oferta. La retórica gubernamental se heredó a muchos de los mandatarios, “sin cambiarle una pinche coma”.

Es por ello que, la ausencia visible del desarrollo de una estrategia que fomente la calidad de vida de los zacatecanos en cuanto ingresos y egresos, finanzas familiares nutridas y prestaciones laborales efectivas, será el elemento por el cual el año de la “obra pública” signifique someramente un símbolo de que existió el sexenio de Miguel Alonso, más no que éste vivió como un gobierno dedicado a solventar los problemas de seguridad, desempleo y encarecimiento económico que vive la población zacatecana.

Todo lo contrario. Si bien los cambios federales en materia de impuestos habrán de restringir aun más el gasto de la población, el gobierno incluye otra carga a los egresos de la familia en el rubro de transporte público. Sin previo aviso, consenso o sentido común de las condiciones económicas de la sociedad, el 2014 inicia con el aumento de la tarifa del servicio público de movilidad. Aquí no importan tanto las condiciones poco óptimas en que se ofrece el servicio, sino un incremento del precio apenas a un año del último ajuste a la tarifa.

La oposición menciona que el gobierno prepara el terreno para la implementación del metrobús, como un pago político a los favores ofrecidos en la campaña del mandatario. Los argumentos buscan la evidencia más que un acuerdo alternativo, ya que políticamente no representan un bloque propositivo. La aprobación del presupuesto 2014 fue el mejor escenario para ver a una minoría opositora sin fuerza, y donde se evidencia que perfiles como el diputado Gilberto Zamora, son fácilmente cooptables.

Al escenario que anteriormente ilustré además hay que incluir los resultados del Índice de Percepción sobre la Seguridad Pública (IPSP), desarrollado por INEGI, y descalificado inmediatamente por el mandatario Alonso Reyes, aludiendo que las acciones para la disminución de la violencia en el estado son una realidad, pero la sociedad sin apreciar esos esfuerzos, sólo califica una percepción errónea. Asegura que los índices delictivos han disminuido, y que la ciudadanía debería de fijarse más en el quehacer gubernamental, y no tanto en la penetración del crimen organizado en la vida diaria de los zacatecanos. Desconcertante postura.

El ejecutivo estatal debería de saber que la percepción en política lo es todo… Mitofksy lo sabe.

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