Sistema de Salud, una pesadilla para mujeres con discapacidad

Imagen retomada del sitio eitb.com

Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Cimacnoticias | México, DF.

Las mujeres con discapacidad no tienen garantizado el acceso a la salud, mucho menos a la salud sexual y reproductiva, y experimentan violencia por parte del personal sanitario.

Con base en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, desde 2011 la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad establece desde el capítulo1 la responsabilidad de la Secretaría de Salud para diseñar programas y servicios con criterios de calidad, especialización, género, y gratuidad o precio accesible.

No obstante, la realidad es que una de cada cuatro personas en esta condición en el país (24.3 por ciento) no cuenta con algún esquema de seguridad social como IMSS, ISSSTE, Seguro Popular u otros, y cada visita al médico representa un gasto tres veces mayor al de las personas sin discapacidad, según la Encuesta Nacional de Percepción de Discapacidad en México (ENPDis) 2010.

Esta limitación se profundiza para las mujeres en edad reproductiva, ya que se hallan 11 puntos porcentuales debajo del nivel nacional en el acceso gratuito a servicios médicos, según el “Reporte sobre la discriminación en México. Salud y alimentación 2012”, del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

Y es que durante la maternidad las mujeres con discapacidad resienten en mayor medida los estigmas sociales y la falta de cobertura médica, explican expertas.

En su artículo “La maternidad de las mujeres con discapacidad física: una mirada a otra realidad”, María del Pilar Cruz Pérez, doctora en Ciencias Sociales y Políticas por la Universidad Iberoamericana, reflexiona sobre cómo el estigma por la supuesta incapacidad de estas mujeres para tener hijos condiciona su decisión sobre su sexualidad y su derecho a la maternidad.

Las mujeres con discapacidad que están embarazadas, según la académica, experimentan el abandono de su familia y el enjuiciamiento del personal médico y las instituciones de asistencia social, por lo que durante la atención que reciben son cuestionadas y acosadas.

También indica que conforme van creciendo sus hijas e hijos, las madres con discapacidad enfrentan obstáculos en el acceso a la seguridad social, económica y de salud para ellas y sus descendientes.

MÁS VULNERABLES

María Juana Soto Santana, encargada de la Comisión de Equidad de Género del Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad (Conadis), observa que los principales problemas para las mujeres con discapacidad en el acceso a la salud empiezan con la negación de su sexualidad por parte de médicos y familiares.

De inicio –detalla la también deportista paralímpica– no se brinda información a las adolescentes con discapacidad sobre salud sexual y reproductiva por el estigma social de que son “asexuales”; luego, en la visita al ginecólogo se les solicita recurrentemente que estén acompañadas, y, por último, están más expuestas a eventuales agresiones sexuales por parte del personal sanitario.

Como ejemplo de las deficiencias en el servicio de salud, está el caso de Elizabeth, una mujer de 29 años con discapacidad auditiva debido a un virus no atendido desde la infancia.

Elizabeth narra a Cimacnoticias que en su primer parto, los médicos y enfermeras del Hospital del ISSSTE en San Pedro Xalostoc, en el municipio mexiquense de Ecatepec, la dejaron sola en su habitación a pesar de que ella comunicó con gestos, señas y sonidos guturales que creía que estaba a punto de dar a luz.

Por la omisión del personal sanitario, Elizabeth se vio obligada a bajarse de la cama para parir en el suelo y sin ayuda de nadie. Cuando los médicos se dieron cuenta de la situación, ofrecieron una disculpa a sus familiares, quienes decidieron, sin tomar en cuenta la opinión de la mujer, no demandar al hospital para evitar “desgastes”.

No obstante, ésta no es la única negligencia a la que Elizabeth se ha enfrentado. Cuenta que cuando requiere algún servicio médico para ella o su hijo –hoy de 10 años– tiene que explicar a los médicos a través de gestos sus síntomas, sin que ninguno de ellos domine el lenguaje de señas o le proporcione un traductor.

También relata que lo único que le transmitieron sus padres sobre salud reproductiva y derechos sexuales en la adolescencia fue que debía reprimir sus deseos para evitar un embarazo, porque de ser así la correrían de su hogar.

Además, Elizabeth nunca recibió orientación sobre VIH/Sida, cáncer de mama o violencia contra las mujeres.

Sin embargo, no sólo en las unidades públicas de salud se experimenta desatención y violencia, ya que muchas mujeres con discapacidad también enfrentan un panorama complicado en las instituciones privadas donde son recluidas por sus familias.

ENCIERRO

El informe “Desaparecidos y abandonados. Segregación y abusos de niños y adultos con discapacidad, 2011”, realizado por Disability Rights Internacional y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, evidencia la sistemática violación de los derechos de las personas con discapacidad en diversas instituciones de salud.

Las y los investigadores encontraron que muchas personas –el gobierno mexicano no cuenta con un registro exacto– se ven forzadas a vivir el resto de su vida en instituciones privadas, y muchas mujeres no tienen más remedio que llevar a sus hijas e hijos a vivir en estos lugares.

Según el informe, el trato que se da a las mujeres no es, en la mayoría de casos, digno y desvaloriza casi por completo la voluntad y capacidad de toma de decisión de las internas.

Las expertas consultadas coinciden en que la intervención oportuna con programas y protocolos de atención médica integral, que consideren la perspectiva de género, y la creación de mejores herramientas comunicativas y de infraestructura para las personas con discapacidad, puede ser una acción contra el abandono progresivo de esta población.

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