El torero nace o se hace

Texto y fotos Matador Jaime Solo

Difícil será que surjan toreros de la noche a la mañana, por más afición que se tenga a menos que existan medios para formarse.

Tampoco resultan toreros, que carezcan de un mínimo de condiciones, por el solo hecho de pasar por una Escuela Taurina.

AMBAS COSAS SON FUNDAMENTALES

Se debe tener una vocación muy intensa, una voluntad férrea y estar consciente de lo que significa el oficio.

Es indispensable, contar con una dosis suficiente de valor natural y cierta facilidad para comprender, asimilar y practicar el arte del toreo.

Es muy importante una adecuada práctica ya que sin ésta, se adquieren vicios y defectos difíciles de corregir. La instrucción teórica y práctica frecuente de las primeras letras del toreo, proporcionan destreza y acrecientan el valor.

La función de las Escuelas Taurinas, deberá ser la solución adecuada de los alumnos, mediante entrevistas y evaluación de sus condiciones físicas y anímicas.

Después realizar la observación permanente en las clases teóricas, tentaderos y cursos prácticos con becerros a muerte.

Hay alumnos que asimilan pronto, otros se les complica, pero se les nota progreso, otros demuestran claramente que Dios no los ha llamado por ese camino, y es el deber de los maestros hacérselos saber para que se labre un futuro en campos diferentes.

Lo que si es imposible, es llegar a ser torero sin torear y sin estar bien dirigido.

Sobre todo cuando no se tienen suficientes oportunidades de asistir a tentaderos y torear novilladas, así jamás podrán formarse.

Habrá toreros que jamás asistieron a una Escuela de Tauromaquia y se hicieron figuras del toreo, pero ¿no hubieran tenido un aprendizaje más rápido y menos penoso de haber asistido a una escuela?.

Lo dicho: el torero debe nacer, pero es necesario que tenga dónde, cómo hacerse y formarse, quién lo oriente y enseñe, quién le brinde oportunidades.

En fin: NACER Y HACERSE

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