Costos del protagonismo

Agenda Política

Gabriel Contreras Velázquez

A unas semanas de ser presentado el discurso oficial sobre el cuarto año de administración del gobernador Alonso Reyes, los residuos de conflictos que se han anidado a lo largo de su mandato empiezan a darle un nuevo rostro a las condiciones políticas con las que concluirá su sexenio. Un par de crisis ayudan a ilustrar el estatus en que se encuentra la política interna: las finanzas municipales, y la renovación de la dirigencia estatal tricolor.

Días atrás, la precariedad económica en que se encuentran los ayuntamientos sirvió de aliciente para cohesionar a presidentes municipales, quienes al ver el descuido de los gobiernos estatal y federal, han ido en busca de recursos para sobrellevar la ruina en sus arcas. Claro, a excepción de Carlos Peña, quien basará su gestión en un empréstito y el apoyo inminente del gobernador, con quien aparece tres o cuatro veces por semana en los medios locales.

Ha pasado un año desde la renovación de estos cuerpos edilicios, y la sequía presupuestal no mostró señales de mejoría. Todo lo contrario, el lobbying del gobernador empujó a usar los recursos extraordinarios para obra pública que no tiene un beneficio directo a la población. La construcción de glorietas en los principales distribuidores viales de los municipios, ha sido una limitante de grandes proporciones.

En vista del activismo mostrado por los presidentes municipales al acercarse a algunos diputados en San Lázaro, no se puede afirmar que los festejos del centenario de la Toma de Zacatecas sean una muestra de apoyo a las condiciones económicas de los núcleos poblacionales del estado. La construcción o mejoramiento de vialidades no ayuda a contener el deterioro de la gobernabilidad municipal por escases de recursos. Al único a quien beneficia, es al promotor principal de partidas presupuestales extraordinarias para un evento meramente simbólico: el gobernador.

E incluso para el mandatario el goce de los 400 mdp no ha sido precisamente un festín. El mismo gabinete, reducido y ampliado, ha tenido dificultades financieras que apuntan a una lenta gestión del presupuesto extraordinario con motivo de las festividades. No sólo las bolsas de recursos extraordinarios para apoyo a los municipios fueron concentradas en el esquema presupuestal de la Toma de Zacatecas, pasando por alto los proyectos de los ediles, sino que además, la estructura de gobierno sufre de una restricción financiera semejante, que impone el encargado de las finanzas estatales.

Dicho sea de paso, esto va más allá de la disciplina adoptada por el gobernador al inicio de su sexenio de “amarrarse el cinturón”. ¿En qué estado se encuentran realmente las finanzas de Zacatecas? Es una pregunta que no sólo se hacen propios y extraños a nivel local. El gobierno federal también hace un seguimiento puntual de este y otros indicadores regionales.

Lo cual nos lleva al otro problema. La ruptura que vive el Revolucionario Institucional a nivel estatal, y que ha sido condicionada por el Comité Ejecutivo Nacional en la próxima renovación de sus dirigencias. Más allá de los futurismos que rodeaban la silueta de “Chema” González como abanderado del gobernador para encabezar al tricolor en las próximas elecciones, así como del descontento generado en la militancia por la posición inamovible de Alonso Reyes en las decisiones políticas para su partido, se dio por hecho que el balón estaría del lado de la cancha del primer priista del estado.

La convocatoria que fue lanzada el medio día del pasado sábado vino a echar por tierra todos aquellos rumores, y dio un golpe de timón en la clase política zacatecana. De acuerdo a los requisitos elegibilidad, el CEN del PRI ha dejado muy en claro que la flexibilidad de estatutos sólo aplicará para la designación de candidaturas, más no de dirigencias.

En una reunión anterior del CEN ya se había analizado la posibilidad de promover reglas más laxas para la integración del partido en sus distintos niveles, y César Camacho Quiroz fue terminante al despejar toda intención de relajar la normatividad. El dirigente nacional, quien hasta ahora cuenta con el apoyo del presidente Peña Nieto después de su operación al interior del extinto Pacto por México, enfocó sus baterías en abrir los estatutos para candidatos ciudadanos, y aquellos que provengan de otros institutos políticos. En el tema de la integración de los Comités Estatales no hubo cambios. La materia no dio lugar alguno a discusión.

A partir de estos dos procesos políticos que se encuentran en desarrollo, quien sí debería de mostrar mayor flexibilidad en las decisiones es el gobernador Alonso Reyes. Él ya no es el protagonista de la historia, y en vez de colocarse como un agente de cambio se mantiene en los reflectores con los costos correspondientes. Es hora de desincentivar el papel estelar, y asumir institucionalidad ante los retos que están en el horizonte.

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