Foto: Misael Camarillo / MIRADOR

Consuelo Ortega Troncoso, hija de la paciente Magdalena Troncoso, ambas originarias de la comunidad de Bañuelos, denunció que hace tres días ingresó al Hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a su madre por un problema de piedras en la vesícula. En el lugar se le hizo saber que se le practicaría una cirugía a la señora, y que tanto cirujano como internista pasarían para revisarla, pero no se le hizo la visita correspondiente.

Además, señaló Ortega Troncoso que se le dejó de administrar a su madre el medicamento por espacio de varias horas, por lo que comenzó a sentir dolores fuertes. Magdalena Troncoso comenzó a gritar por la fuerte molestia y por ello personal de la clínica le administró una inyección.

Ante los nulos resultados del medicamento administrado, la señora siguió gritando por el dolor, y tras recibir medicamento por vía intramuscular comenzó a vomitar a los pocos segundos, pues se trataba de Dipirona.

Al cuestionar Consuelo Ortega al personal de enfermería y enterarse de qué medicamento se trataba, les dijo que “eso es veneno para ella”, de manera que de inmediato se le retiró, pero en ese momento empezó a convulsionar y posteriormente perdió el conocimiento.

Fue entonces cuando todos los médicos acudieron a prestar ayuda a Magdalena Troncoso y pudieron reanimarla. Sin embargo, tras varias horas, aún no se había recibido una resolución a cerca del tratamiento que había de recibir, incluida la cirugía que ya estaba prevista.

Por otro lado, dijo la denunciante que luego de la crisis se avocó a buscar al director de la unidad médica, pero no lo encontró, y que tampoco estaba el enfermero que le aplicó el medicamento. Señaló que en el expediente de la señora se especifica la serie de medicamentos a que es alérgica su madre, y la Dipirona es uno de ellos.

Por todo ello, anunció, presentará una queja, pues consideró que no es justo el trato que se le dio a la paciente.