“Quietos… el CEN manda”

Agenda Política

Por: Gabriel Contreras Velázquez

Zacatecas, Zac.- Esas fueron las cuatro palabras con las que el dirigente nacional del Revolucionario Institucional, César Camacho, enfrentaba un panorama de probables rupturas entre la militancia tricolor, en el estado vecino de San Luis Potosí. El escenario: 11 candidatos priístas para suceder a Fernando Toranzo.

La tarde del 11 de septiembre de 2014, en un hotel de aquella ciudad donde desfilaron senadores, diputados federales, presidentes municipales, aspirantes a puestos de elección popular, empresarios y funcionarios de los tres niveles de gobierno, el mensaje entre líneas sonó claro y contundente. A la mesa del primer priísta potosino -donde departía también el Delegado Especial del Comité Ejecutivo Nacional, Jaime Santoyo Castro- un espaldarazo terminante de la cúpula nacional definiría la ruta por donde se llegaría a membretar a su sucesor.

De una larga lista de aspirantes, entre quienes incluso se dejó en el camino al Comisionado General de la Policía Federal en el país, Enrique Francisco Galindo Ceballos (a quien la vox populi bautizaba como “el candidato de Peña Nieto”), el “delfín” pudo acomodarse.

Juan Manuel Carreras López -ex secretario de educación en la todavía viva, desgastada, gris, titubeante, desastrosa, ingenua y opaca administración de Fernando Toranzo; por citar algunos calificativos que suenan entre la ciudadanía, clase política, medios locales y nacionales- obtuvo la anhelada candidatura de “unidad”.

Carga con los negativos de la actual administración, y con el estigma de ser un fiel y cercano amigo del ex presidente Felipe Calderón. De ahí la urgencia de César Camacho para gallear a la militancia tricolor de expresar su disciplina durante las campañas y el día de la elección.

Y es que el camino no le viene nada sencillo al ex secretario de educación. El rival a vencer –las preferencias van a su favor- es nada más y nada menos que el panista Marco Antonio Gama Basarte, coordinador de asesores del senador Jorge Luis Preciado, a su vez representante de Gustavo Madero en la cámara alta.

Pero no sería la única coyuntura política donde la máxima de “el CEN manda”, expresaría su potencialidad. Singulares y fortuitos como son los tiempos políticos, el mismo jueves en que los designios nacionales abanderarían a Juan Manuel Carreras para una socavada misión electoral en el estado vecino, el ex “delegado” (una imbricada figura estatutaria que resulta en una especie de infiltrado, mediador, vigía, embajador y correa de transmisión en dos sentidos) Jaime Santoyo estaría tomando protesta como secretario General de Gobierno.

De aquel mensaje contundente asestado por César Camacho, a Santoyo Castro le quedó la encomienda. La relación de trabajo que construyó el ex delegado con el Comité Ejecutivo Nacional

en su paso por San Luis, devino en una nueva empresa política que se asemeja de distintas formas a la que renunció hace algunos meses (según rezaba en su misiva para “atender asuntos propios de su profesión notarial y eventualmente revisar un proyecto político en su natal Zacatecas”).

Santoyo Castro es un priísta por identidad partidista. Se le reconoce entre la opinión pública su defensa y lealtad ante las directrices presidenciales, últimamente establecidas en las reformas estructurales. Salvaguarda resueltamente las mismas al afirmar que traerán los beneficios deseados para las clases medias y bajas, aportarán a las arcas estatales, disminuirán los precios de los energéticos, generarán competitividad y consolidarán el México moderno.

Electoralmente, tomando como referencia su trabajo con el gobernador Toranzo y el dirigente César Camacho, mantuvo aceitados los canales de comunicación entre la militancia local y los intereses del partido -desde la óptica presidencial. Como un priísta de cepa, sabe que aunque el ex secretario de Educación potosino no sea el favorito entre el electorado, es quien porta la insignia de su partido, y sabe que si las elecciones hoy se ganan con personajes atractivos, las derrotas las cargan las instituciones.

Para el caso de Zacatecas su criterio no variará. Lo declaró así a un medio local, en marzo del año pasado. Ante la infranqueable pregunta sobre una probable candidatura del senador Carlos Puente en coalición PRI-PVEM durante el proceso 2016, recurre al pragmatismo del presidente Peña Nieto, y asegura la preferencia del primer priísta nacional por “los mejores candidatos”. Situación que lo llevaría a promover los acuerdos que la dirigencia nacional crea más convenientes.

Ahora bien, antes de adelantar vísperas, el secretario General tendrá que buscar en lo inmediato promover un marco legal local acorde a la reforma política 2014, para el proceso electoral estatal. Tiene la obligación, además, de procurar la nueva relación institucional entre gobierno, Organismo Público Local Electoral y los árbitros electorales federales.

Férreo amparador del nuevo Instituto Nacional Electoral, deberá mantener una sana distancia con la autoridad electoral local, misma que se encuentra en renovación de la mano de Virgilio Rivera.

¿Les interesará corregir vicios institucionales de la administración de Leticia Soto?

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