Reviven Viernes Santo en Zacatecas

Fotos: Misael Camarillo / MIRADOR

Zacatecas, Zac.– Como cada año, cientos de fieles revivieron lo sufrido por Jesús de Nazaret el viernes santo, cuando fue crucificado.

Una de las tradiciones más acendradas en la ciudad de Zacatecas es la representación del Viacrucis Viviente tanto del Templo de Jesús, como el de la Sagrada Familia.

A este último asistió el gobernador Miguel Alonso Reyes, quien acompañó a los fieles en las faldas del Cerro del Padre, donde realizaron la representación de La Pasión de Cristo desde hace más de 22 años.

Participaron más de setenta personas y acudieron alrededor de seis mil personas para presenciar las 14 estaciones del Viacrucis.

El mandatario estuvo acompañado por Carlos Peña Badillo, presidente municipal de la capital y Ángel Martínez Frausto, director de Asuntos Religiosos del Gobierno del Estado.

Jesús es conocido porque nunca ha habido un hombre como él…

Jesús de Nazaret tiene la personalidad más singular de todos los siglos. No importa en qué parte del mundo estés, Jesús es conocido porque nunca ha habido un hombre como él, por sus hechos históricos y por sus milagros.

Jesús cambió el curso de la historia. Aún hoy, la fecha de los calendarios y que todos seguimos, dan testimonio del hecho que Jesús de Nazaret vivió en la tierra hace ya mas de dos mil años. Todos hemos conocido o escuchado lo que fue la vida, muerte y resurrección de Jesús. La vida que Jesús vivió, los milagros que hizo, las palabras que habló, Su muerte en la cruz, Su resurrección, Su ascensión al cielo, todo esto señala al hecho de que él no fue meramente un hombre, sino más que un hombre.

Jesús dijo: «Yo y mi Padre uno somos.» (San Juan 10:30), «El que me ha visto a mi, ha visto al Padre.» (San Juan 14:9). «Nadie viene al Padre sino por mi» (San Juan 14:6).

El mensaje de Jesucristo siempre produce grandes cambios en la vida de hombres y naciones.

Pero hoy, buscándolo me encontré con él, roto y el mensaje que me entregó, marcó una vez más mi vida.

“Quiero, que al verme roto te acuerdes siempre de tantos hermanos tuyos que conviven contigo; rotos, aplastados, indigentes, mutilados. Sin brazos porque no tienen posibilidades de trabajo. Sin pies, porque les han cerrado los caminos. Sin cara, porque les han quitado la honra. Todos los olvidan y les vuelven la espalda”.

“No me restaures, a ver si viéndome así, te acuerdas de ellos y te duele, a ver si así, roto y mutilado te sirvo de clave para el dolor de los demás”

Muchos cristianos se vuelven en devoción, en besos, en luces, en flores sobre un cristo bello, y se olvidan de sus hermanos los hombres, Cristos feos, rotos y sufrientes.

Hay muchos cristianos que tranquilizan su conciencia besando un Cristo bello, obra de arte, mientras ofenden al pequeño Cristo de carne, que es su hermano.

“¡Esos besos me repugnan, me dan asco!, Los tolero forzado en mis pies de imagen tallada en madera, pero me hieren el corazón. ¡Teneís demasiados Cristos bellos!

Demasiadas obras de arte de mi imagen crucificada. Y estaís en peligro de quedaros en la obra de arte. Un Cristo bello puede ser un peligroso refugio dónde esconderse en la huida del dolor ajeno, tranquilizando al mismo tiempo la conciencia en un falso cristianismo.

Por eso ¡Debieran tener más Cristos rotos, uno a la entrada de cada iglesia, que gritara siempre con sus miembros partidos y su cara sin forma, el dolor y la tragedia de mi Segunda Pasión, en mis hermanos los hombres!

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