Zacatecas, Zac.-El obispo diocesano de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, señaló respecto al caso delos menores de edad que jugaban a ser sicarios, en el estado de Chihuahua, que “el hecho mismo es muy doloroso, no solamente para la familia del niño que perdió la vida, sino también para las familias de los adolescentes, así como para todo México”.

Agregó que este hecho lamentable nos invita a pensar en qué está sucediendo, ya que son consecuencias de lo que estamos sembrando como sociedad y de la cultura de la muerte que a veces aparece muy en silencio en la forma de pensar de los niños y adolescentes. Desgraciadamente los malos ejemplos son lo que influyen.

Lo que tenemos que hacer es no quedarnos en el lamento y en el dolor, sino que es una llamada de atención para revisar las leyes y la cultura de la legalidad. Si las leyes actuales no son suficientes, por eso vienen las elecciones, para que los nuevos diputados hagan nuevas leyes, dijo.

Aunque no resuelve del todo los problemas, “yo veo conveniente revisar la ley para ver si se adecúe ala realidad. Los niños crecen más rápido, de manera que pueden saber qué es el bien y qué es el mal, de manera que yo considero que es necesario ver qué alcance tendrían nuevas leyes”.

Creo que el mal sólo se erradica con el bien; este tipo de situaciones, como la violencia en Fresnillo, aunque estén reducidas a un lugar, momento o grupos, siempre nos afecta. El mal no puede tener la última palabra, pero sí tenemos que fraguar las nuevas generaciones para que no crezcan en el miedo y el desencanto, comentó.

La base está en la educación, expuso, y la educación en casa, en la escuela, las calles y a través delos medios. Desgraciadamente las malas noticias son lo que son noticia, y a veces puede darse la impresión que es lo único que hay en una sociedad, cuando no es así. Así, la educación tiene que llevarnos a la prevención, y siempre habrá el mal, pero se puede prevenir y curar a las personas que son víctimas.