La herencia de Calderón

Agenda Política

Gabriel Contreras Velázquez

CalderonlZacatecas, Zac.-Quien piense que el gran perdedor en el camino a la renovación de la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional, es el diputado Javier Corral, olvida que el grupo político del ex presidente Felipe Calderón se encuentra casi desaparecido en este proceso político.

Después de una abierta lucha política que data desde hace un par de años el ex presidente de aquél partido, Gustavo Madero, y el ex presidente de la nación, Felipe Calderón, mostraron incesantemente señales de desequilibrios y desencuentros -especialmente por el trato difícil y el carácter ríspido del otrora inquilino de Los Pinos. El PAN decantaría entonces buena parte de las decisiones que dieron terreno a sus condiciones actuales, más por la falta de simpatías del mandatario que por un juego de poder entre sus grupos internos.

Característico como lo fue en su mandato, Calderón evitaba delegar responsabilidades para tener él injerencia en buena parte de los asuntos públicos, y del partido. Como consecuencia del desgaste natural de su gobierno, realzado por la crisis de violencia en el sexenio pasado, las puertas se le cerraron al menos dentro del PAN. Es ahí cuando se incrusta la presidencia de Madero e inicia la ruptura más importante para la militancia albiazul.

Las consecuencias, como subrayaba hace unos momentos, propiciaron un nuevo clima político al interior de Acción Nacional donde Madero representó la negativa al continuismo, sin una alternativa viable. La candidatura de Josefina Vázquez Mota es reflejo de ese desenlace crítico donde el distanciamiento interno fracturó de manera importante la política interna en Acción Nacional.

A partir de ahí, y cuesta abajo, el panismo no ha salido de la lucha entre estos dos grandes frentes. Puede que exista, y es algo fácil de pronosticar, interés del calderonismo por apoyar a Javier Corral en su lucha contra esta etapa inacabada de la pugna entre las dos figuras centrales y contrarias. Sin embargo, el hecho de que el grupo más cercano al ex mandatario se encuentre detrás de los escenarios electorales habla mucho del desgaste que han sufrido, como respuesta del círculo cercano a Madero ante la voracidad que representó en algún momento Calderón. Una cosa llevó a otra.

Puede que exista, y también es un escenario que no se puede obviar, interés de Madero de construir su candidatura presidencial rumbo al 2018 tomando las riendas del partido y de las bancadas legislativas en la próxima legislatura federal. Su narrativa se ha enfocado principalmente en insistir en una “transición inacabada”, y su estrategia se centra por ahora en “fortalecer” un “proyecto de oposición” para hacer frente al PRI en próximas elecciones.

Probablemente coincida con la propuesta que lanzaba este fin de semana el líder nacional del PRD, Carlos Navarrete Ruiz, al insistir que las “candidaturas ciudadanas” serán la punta de lanza de ese partido para competir en contra del PRI. Esto mediante “polos opositores” donde se promueva la unidad de las izquierdas “pero sin descartar sumar también al PAN”.

A Madero la fórmula ya le ha funcionado, al menos electoralmente, en algunos estados. Claro, los casos de Guerrero y Oaxaca muestran la otra cara de la moneda. No se trata sólo de competir por competir en contra del PRI. Sendos candidatos (Aguirre Rivero y Gabino Cué, respectivamente) han sido actores fundamentales en las crisis nacionales que expresaron sus tonalidades más severas en este sexenio.

Para ello primero tendrá que salvar el arco de la opinión pública frente a la chapucería de desvío de recursos al interior del PAN. Todo su equipo se encuentra empapado y las irregularidades no parecen llevarse a su solución. Al contrario, la camaradería llama a un caldo de cultivo de impunidad que incluso puede terminar por ser el factor que desencadene una nueva sedición al interior de su partido, como la que él encabezo con Calderón.

Es ahí donde Javier Corral ha ganado territorio en todo este entramado, heredado del último tramo del sexenio pasado. Sin mucho que perder, y mostrando fuerza a nivel nacional, Corral no tiene las preferencias a su favor (33% en contra del 61% que le favorece a Ricardo Anaya según la última encuesta de Parametría), pero tiene una oportunidad irrenunciable para hacer crecer sus activos de forma importante en el partido.

¿De qué manera buscará Felipe Calderón recuperarse de este distanciamiento (autogenerado)? Porque queda claro que no cejará en su intento por mantenerse vivo en el escenario político nacional. Cuatro años de presidencia nacional del grupo de Madero limita cada vez más las posibilidades de incrustarse en la elección 2018, y si el chihuahuense retiene la estructura partidista habrá menos espacios para sus cercanos.

Otro capítulo de la lucha entre Madero y Calderón está por abrirse. Todo dependerá de lo que la militancia panista decida en las urnas el próximo 16 de Agosto.

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