La paridad, cuestión de derechos

  • A 62 años del voto universal, el reto es que cada vez más mujeres ocupen cargos de elección popular
  • Alcanzar la ciudadanía producto de la lucha de las mujeres Gabriela Ramírez

 

Foto: Misael Camarillo / MIRADOR

Foto: Misael Camarillo / MIRADOR

SemMéxico.- Las mujeres representamos la mitad de la población y tendríamos que ocupar la mitad de los espacios, esto debe ser entendido como una cuestión de derecho y no sólo de cuotas.

El próximo 17 de octubre se conmemora un año más desde que las mujeres en México tuvieron el derecho a votar, a ser votadas y a ocupar cargos públicos. Hoy 62 años después, la paridad se ha elevado a rango constitucional y por primera vez se alcanzó el 42 por ciento de presencia de mujeres en el congreso federal.

El reto ahora es lograr que la paridad pueda permear a los poderes ejecutivo y judicial; que cada vez puedan más mujeres participar en la vida política sin ser víctimas de discriminación, estigmatización y violencia; que la agenda de igualdad sea tanto de mujeres como de hombres, ya que la participación política de las mujeres no garantiza que tengan una agenda de género.

La historia del voto

Ximena Andión Ibáñez, titular del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, explicó que el proceso en el que las mujeres hemos ganado la ciudadanía ha sido producto de la lucha de las propias mujeres, quienes han exigido e impulsado acciones para alcanzar la igualdad sustantiva.

Retomando la historia del siglo XX, es en 1911 cuando un grupo de feministas de la ciudad de México, exigió el derecho al voto al presidente provisional, Francisco León de la Barra (1963-1939).

En el Congreso Constituyente de 1917, la periodista Hermila Galindo, solicitó que se otorgara el voto universal a las mujeres.

Posteriormente, entre 1922 y 1924, el gobernador de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto, reconoció el derecho de las mujeres a participar en las elecciones municipales y estatales. Ahí se eligieron las primeras diputadas locales.

Procesos similares ocurrieron en San Luis Potosí (1924-1925), Tabasco y Chiapas (1925), Puebla (1936), Sinaloa (1938), Hidalgo (1946), Aguascalientes y Chihuahua (1950) y Guerrero México y Tamaulipas (1951), sin que aún este derecho fuera reconocido constitucionalmente.

En 1936 el entonces Presidente Lázaro Cárdenas del Río envió una iniciativa al congreso para otorgar el sufragio femenino pero la Cámara de Diputados la congeló.

En 1947 la Cámara de Diputados aprobó la iniciativa enviada por el presidente Miguel Alemán y se otorgó a las mujeres el derecho a votar en las elecciones municipales.

Fue hasta el 6 de octubre de 1953 cuando la Cámara de Diputados declaró reformados los artículos 34 y 115, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. El 17 de octubre se publicó en el Diario Oficial de la Federación el nuevo texto del artículo 34 constitucional: “Son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos reúnan además los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años de edad, siendo casados, o 21 si no lo son y tener un modo honesto de vivir”.

En el mundo, a principios del siglo, había también movimientos de mujeres sufragistas y América Latina es la región que más tardó en conseguir el voto para las mujeres, según lo explica la titular del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir.

Del voto a las cuotas

Tras el reconocimiento de los derechos políticos las mujeres fueron ocupando más cargos de elección popular, Ximena Andión Ibáñez señala que las mujeres tenían la convicción de que no era suficiente con tener el derecho al voto y ser votadas sino que tenían que tomar acciones para que la ley fuera una realidad.

Así, en 1993 se incorporó en transitorio XXII del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) una disposición en la que recomendaban a los partidos incluir a las mujeres en las listas electorales.

En 1996, se aprobó una adición a la fracción XXII del al artículo 5º del Cofipe que señalaba que los partidos debían incluir en sus estatutos que las candidaturas a las diputaciones y senadurías no excedieran el 70 por ciento de un solo sexo. Fue la cuota del 30/70.

En 2002, la cuota 30/70 se hizo obligatoria para los partidos, y en 2008, la cuota se modificó a 40/60, es decir la obligatoriedad de que el 40 por ciento de candidatos  a diputaciones y senadurías fueran de un mismo género.

Luego de 20 años de intenso debate, la paridad de género se convirtió en un mandato jurídico establecido en la Constitución a partir de la reforma político-electoral promulgada el 10 de febrero de 2014.

Al respecto, Ximena Andión Ibáñez explica que en este punto la paridad debía ser entendida no simplemente como una cuestión de cuotas sino como un derecho, ya  que por ser la mitad de la población, las mujeres debemos ocupar la mitad de los espacios.

De las cuotas a la paridad

 La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que los partidos o coaliciones, deberán postular 50 por ciento de mujeres y 50 por ciento de hombres a 500 diputaciones federales, a 128 senadurías y un total de mil 136 diputaciones de los congresos locales de 32 entidades federativas incluido el Distrito Federal.

 Derivado de este mandato, las entidades tuvieron que armonizar sus marcos jurídicos y en este sentido, el avance más significativo se observa a partir del año 2015 como resultado de la armonización al mandato de paridad constitucional y leyes secundarias.

“Si se observan en forma desagregada las reformas llevadas a cabo en las constituciones políticas y leyes electorales que incluyen paridad en candidaturas al congreso local y ayuntamientos para el total de entidades federativas, incluido el Distrito Federal, se encuentra el siguiente grado de avance: 26 textos constitucionales incluyen paridad para diputaciones locales y 23 para ayuntamientos, lo anterior significa que existen aún reservas para considerar los cargos edilicios”, explica Blanca Olivia Peña Molina, integrante de Mujeres en Plural.

En el caso de las diputaciones federales en el último periodo electoral en 2015, los partidos postularon 45.03 por ciento de candidatas en distritos ganadores, mientras que en distritos intermedios y perdedores las candidaturas femeninas los porcentajes fueron de 51.21 y 53.77 por ciento, respectivamente, según Adriana Favela, Consejera Electoral del Instituto Nacional Electoral (INE).

De acuerdo al INE, el resultado fue 42.4 por ciento de diputadas electas, 117 de mayoría relativa y 95 de representación proporcional y por primera vez en la historia política mexicana 212 mujeres ocupan una curul en la LXIII Legislatura.

Respecto a las entidades federativas, se celebraron comicios concurrentes fueron 17: Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Colima, Distrito Federal, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Querétaro, San Luís Potosí, Sonora, Tabasco y Yucatán.

Respecto a la gubernaturas, el INE señala que fueron postuladas doce mujeres en ocho estados; solo Baja California Sur no presentó candidata. En Guerrero se registraron tres, en Campeche y Michoacán dos candidatas; y Colima, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora con una candidata. Únicamente en Sonora ganó la gubernatura una mujer: Claudia Artemisa Pavlovich Arellano, postulada por el PRI.

En cuanto a los congresos locales, Guanajuato, Colima y Querétaro que alcanzaron 52 por ciento superando la paridad estricta. Baja California Sur, Distrito Federal, Jalisco, Michoacán, Morelos, Sonora y Yucatán se supera el 40 por ciento de mujeres congresistas, en tanto el Estado de México, Guerrero, Nuevo León y San Luis Potosí se encuentran en el rango de 30 a 39 por ciento de mujeres que integrarán sus congresos locales, según el Observatorio de Participación Política de las Mujeres.

Respecto a los ayuntamientos, Blanca Olivia Peña señala que la aplicación del criterio de paridad constituyó el mayor obstáculo Lo anterior dio origen a que las autoridades electorales administrativas locales, por la vía de acuerdos, tuvieran que precisar los criterios de aplicación que incluían este concepto jurídico, situación que dio origen a que los partidos interpusieran recursos de impugnación con el argumento de que la reforma no incluía a los ayuntamientos y las leyes electorales locales tampoco lo consignaban.

¿Qué ganamos las mujeres?

Blanca Olivia Peña señala que se incrementó el número de mujeres electas al cargo de diputadas federales y se obtuvo el porcentaje más alto de mujeres en la Cámara de Diputados desde la conquista del derecho a votar y ser electas.

Asimismo, incrementó el número de mujeres electas al cargo de diputadas locales superando el umbral de 30 por ciento y se incrementó el número de presidentas municipales.

Además, explica que se aprobaron cuatro nuevas jurisprudencias como garantía a los derechos político-electorales de las mujeres en dos materias: la obligación de aplicar el criterio de paridad horizontal y vertical en candidaturas a los ayuntamientos e interés legítimo de las mujeres para impugnar la violación a los derechos políticos en su condición de ciudadanas.

Peña señala que se definieron y precisaron los mecanismos de aplicación del principio de paridad en candidaturas a cargos de elección de los ámbitos federal, estatal y municipal por parte de los organismos electorales locales y que los partidos políticos cumplieron con el mandato de paridad en candidaturas establecidos en los marcos regulatorios federal y estatales.

Los retos

Blanca Olivia Peña explica que el reto en el corto plazo es garantizar que laparidad horizontal se incorpore como criterio en la postulación de candidaturas 50/50 para hombres y mujeres en las presidencias municipales.

Por otra parte, Ximena Andión Ibáñez, señala que uno de los retos es lograr que la paridad pueda permear a los poderes ejecutivo y judicial. “Hay pocas secretarias de estado, en el poder judicial hay dos ministras, una ya se va. Las próximas ternas que presente el presidente deberán ser mujeres porque ahí no hay paridad”.

Abundó en que aún persisten obstáculos estructurales y socio cultures para lograr la plena participación de las mujeres en la política  y muchos de violencia.

“Tenemos que hacer como sociedad y como estado para lograr que la igualdad de la participación política sea una realidad.”

Y señaló que actualmente, la crisis de credibilidad de los partidos, representa una oportunidad para que las mujeres puedan acceder a la política con propuestas innovadoras y con una mirada más fresca.

Finalmente, Andión Ibáñez señaló que aunque el hecho de que haya más mujeres en la política  no garantiza que tengan una agenda de mujeres ni de igualdad, por eso el reto es que la agenda de igualdad debe ser de hombres y mujeres.

Etiquetas

Noticias relacionadas

*

*

Top