Fotos: Misael Camarillo / MIRADOR
Zacatecas, Zac.-Hoy como cada año, los zacatecanos y mexicanos recordamos el Día de Muertos, una tradición hecha costumbre entre nuestro pueblo. Se trata de una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza desde el 1 de noviembre y coincide con las celebraciones católicas del Día de los Fieles Difuntos y del Día de Todos los Santos.
En el año 2003, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declaró a esta festividad como âObra maestra del patrimonio cultural de la humanidadâ.
Esta celebración representa uno de los ejemplos más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, así como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor plenitud de los grupos indígenas que actualmente habitan en nuestro país.
Diversos estudios históricos y antropológicos han permitido constatar que las celebraciones dedicadas a los muertos no sólo comparten una antigua práctica ceremonial donde conviven la tradición católica y la precolombina, sino también manifestaciones que se sustentan en la pluralidad étnica y cultural del país.
En Zacatecas, son múltiples las actividades que se realizan en un afán por conservar las tradiciones y no permitir que las influencias norteamericanas continúen penetrando entre la población.
Por ello, desde niños hasta personas de la tercera edad, acuden a âpedir el muertoâ disfrazados de catrinas y catrines, calaveras y diablitos, de la llorona y otros personajes mexicanos, participan en la elaboración de altares donde se recuerda y honra a sus difuntos, van al panteón al llevarles flores y ofrendas. Incluso, se organizan festivales del Día de Muertos
No obstante, hay quienes siguen la influencia principalmente de Estados Unidos y utilizan disfraces de Drácula, brujas, calabazas y demás, que representan el día de brujas que celebran los norteamericanos.
Hoy, Mirador realizó también un recorrido por el tradicional tianguis del Día de Muertos, se podían observar desde artículos de belleza, utensilios de cocina, ropa, disfraces (propios para fiestas de Halloween), dulces típicos, comida y en menor medida las tradicionales calaveritas y ofrendas para los altares de muertos.
Por supuesto que no podían faltar las flores de cempaxúchitl, las nubes, los crisantemos, rosas, girasoles, alcatraces, patita de león, entre muchas otras flores para llevar hasta las tumbas de los seres queridos que se nos han adelantado.
Y mientras en el panteón de Herrera se podían apreciar tumbas muy coloridas, llenas de flores naturales y artificiales, juguetes para los niños, globos, incluso hasta música con mariachis, grupos norteños y bandas, el panteón de La Purísima lució desolado, triste y sólo con unas cuantas personas dispersas en algunas criptas. Dos mundos distintos.
Así celebró Zacatecas su Día de Muertos, festividad mexicana Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, con el vaivén de la gente, los comerciantes de flores con una excelente oportunidad para vender su mercancía a precios accesibles y familias enteras honrando la memoria de sus muertos.