Favoritos y no tan favoritos

Por: Gabriel Contreras Velázquez

RECUENTO-DE-VOTOSZacatecas, Zac.-La definición de la candidatura a gobernador, en la coalición PRI-PVEM, se encuentra a escasos días de poner en marcha los ejercicios demoscópicos para conocer al aspirante mejor posicionado en el ánimo de los electores zacatecanos.

El senador ecologista, Carlos Puente, y el alcalde capitalino, Carlos Peña, han sido los últimos en manifestar expresa voluntad ante los medios de comunicación. Este último más por presión de los senadores Tello y Puente, al soltar ambos entre entrevistas en noticieros y diarios impresos que al ex secretario particular del gobernador aún le queda carrera política por recorrer.

Del ecologista la locución se entiende si comparamos las veces que ha desempeñado cargos de elección popular, o significativos espacios en la función pública, frente a la primicia aparición del mancebo edil zacatecano. No se entiende políticamente la misma locución, cuando en otros 57 municipios el pulcro presidente capitalino es apenas o nada conocido. Ante la medición que se acerca, el gesto gusta como innecesario.

No así en el caso del senador Tello. La carrera política del ex tesorero capitalino, además de corta atraviesa sin particularidades y con un tono opaco ante los ojos de la opinión pública y la clase política local. El gran mérito, y él lo sabe, es la incomparable amistad con Miguel Alonso. Sentenciar que los tiempos para el alcalde (y compañero de partido) no alcanzan para competir por esa candidatura, es simple y sencillamente escupir al cielo.

Pero los ánimos son congruentes, y las posturas necesariamente contrastan cada vez más. Estamos en la contienda por la sucesión o alternancia, y el equipo de Tello (su esposa) no olvida ese pequeño desliz en la columna de Pablo Hiriart, en el diario nacional El Financiero el pasado 6 de Agosto, donde al articulista apuesta porque en caso de que la candidatura de la coalición quedara en manos del PRI, el gobernador Alonso impulsaría a Carlos Peña.

Luego está aquello de que en caso de no ser el ex secretario de finanzas favorecido por la dirigencia nacional de su partido para contender por la gubernatura, entonces apoyaría al actual Secretario de Economía estatal, Adolfo Bonilla.

Cada cosa en su lugar. Entre los equipos de Carlos Peña y Alejandro Tello ha habido más rivalidad esperando a ser detonada en la mínima oportunidad –y siempre dentro de los márgenes de pleito de casa- que trabajo conjunto en torno a una candidatura. El común denominador de la ecuación, otra vez: Miguel Alonso Reyes.

Los del equipo de la capital del estado, hasta antes de la publicación de El Financiero, auspiciaban como lejana ocasión una probable candidatura de su presidente por la gubernatura. No dudaban en dar la contienda por una diputación en la Legislatura local, como muchos otros funcionarios; pero apuntarse en la lista de sucesores de Miguel era cuestión de “lo que diga el partido”, así, sin mucha confidencia y pese a saber que José Olvera no cuestiona ni contradice el criterio del gobernador para acomodar y desacomodar en el PRI estatal.

Tarde pero el ex particular del despacho de Miguel alcanzó un lugar en la lista de los aspirantes a medir en los cercanos muestreos. Con él se cierran las inscripciones en la coalición PRI-PVEM. De Víctor Infante no se supo nada. Arturo Nahle se perdió con la derrota nacional de Jesús Murillo Karam.

Roberto Luévano desaceleró el ritmo de su candidatura. Beltrones ni siquiera lo habría contemplado como un contrincante real. Semejante al caso de Carlos Peña, pero sin un gobernador que empujara por meterlo a la carrera. Le queda un futuro promisorio si el Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, llega con los activos suficientes a la contienda de 2018.

Pedro de León, en cambio, insiste en representar el papel de víctima. Asegura que combatirá contra toda imposición en el PRI, que hay una cargada a favor del senador Tello, que su “gran coalición” es una idea que todos los partidos de oposición comparten, que hay fuego amigo, que hay dados cargados, que no hay piso parejo; y así continúa la lista.

Lo que no se atreve a encarar son las fuertes y graves sospechas de corrupción en el sexenio de su cuñado (resultó más incómodo uno que otro). En una de las reuniones proselitistas para promocionar su proyecto lo intentó. Margarita Alonso estuvo ahí para detenerlo. Tuvo entonces que cambiar el programa de su conversatorio, luego de media hora de quién sabe en qué condiciones llegar a un acuerdo con su esposa.

Tampoco afronta el tema del financiamiento de su muy anticipada campaña. Para hacerlo tendría que pasar encima de su familia. El rastro de dinero llega hasta sus más cercanos: Miguel Alonso, Juan Alonso y Margarita Alonso.

Así llegan pues los favoritos y no tan favoritos (pero con apoyo) del gobernador a las encuestas: divididos y lejos de encontrar la unidad.

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