El 51 por ciento de varones goza de este derecho
Por Guadalupe Cruz Jaimes
 México, DF.-(CIMAC).- Las adultas mayores en México y otros países de América Latina son quienes más trabajan a comparación de las habitantes de otras regiones del mundo; esta situación es resultado de que durante su vida laboral ellas tuvieron menor acceso a sistemas de ahorro para el retiro.
En el âInforme sobre la seguridad social en América 2012. Justicia, trabajo, retiro y protección socialâ, la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS) señala que los ingresos de las mayores de 60 años que recibieron una pensión son inferiores a los de los hombres debido a que ellas obtuvieron salarios más bajos.
Ante la proyección de que el número de personas mayores se duplicará en 2050, es preciso que los gobiernos atiendan las necesidades de seguridad social en los mercados laborales, y definan políticas que garanticen los beneficios que requerirá esta población en las siguientes décadas, tales como una pensión y acceso a sistemas de salud.
Actualmente las mujeres y hombres de entre 50 y 69 años de edad representan de 8 a 12 por ciento de la población en México y parte de Sudamérica; esta proporción se eleva a 20 por ciento en Estados Unidos, Canadá, el Cono Sur y el Caribe.
Se espera que en 38 años la población de las y los adultos mayores alcance el 30 por ciento, es decir una de cada cuatro personas en América estará en âla edad de retiroâ laboral.
En México en 2010, de las más de 56 millones de mujeres, el 12 por ciento tenía entre 50 y 69 años de edad, y se prevé que para 2050 esta proporción aumente a 22 por ciento, detalla el informe.
En la mayoría de los países se observa un descenso en la participación laboral de la población a partir de los 50 años de edad, que se acelera después de los 60 años; no obstante, entre los 70 y 74 años de edad las mujeres siguen trabajando, sobre todo en los países de ingresos bajos.
Por ejemplo, la participación laboral de las mexicanas de 20 a 49 años de edad se mantiene por encima del 40 por ciento, disminuye a 25 por ciento en el grupo de 60 a 64 años, y a 20 por ciento en las mujeres de 70 a 74 años.
El texto refiere que las mujeres de 20 a 24 años laboran en promedio 40 horas a la semana, mientras que las adultas mayores trabajan 30 horas en el mismo periodo. Además de reducir sus horas de ocupación, disminuye su salario.
La CISS reconoce que las personas adultas de América Latina son quienes más trabajan en comparación con otras regiones, âesto es cierto para los hombres, pero aún más para las mujeresâ.
Debido a que la seguridad social no es universal en la mayoría de los países del continente, estas mujeres están obligadas a trabajar para subsistir. Mientras que las jubiladas reciben pensiones que no les permiten cubrir sus necesidades y trabajan para completar su ingreso.
En México sólo 10 por ciento de las trabajadoras tiene acceso a un sistema de ahorro para el retiro, ya que la mayoría labora sin tener acceso a esta prestación. En el caso de los hombres el goce de este derecho aumenta a 51 por ciento, según datos oficiales.
ALTERNATIVAS
En este escenario, la CISS llama a los gobiernos de la región a definir políticas que consideren las necesidades de esta población.
Entre las posibilidades que se debaten para evitar el colapso de los sistemas de seguridad social está aumentar la edad de retiro, reducir los beneficios o aumentar las contribuciones.
El análisis advierte que la edad de jubilación no puede aumentarse sin considerar âel daño que podría causarse a una gran cantidad de ciudadanosâ, debido a que con la edad aumenta el riesgo de que sufran enfermedades del corazón y cáncer, entre otras.
Y señala que otras opciones âno fiscalesâ que pueden significar una diferencia a largo plazo son las carreras en las que las personas se puedan retirar más longevas, mejores programas de reinserción en el mercado laboral, y cambios en la cobertura en los países con alta informalidad, como México, donde 28 por ciento de las personas ocupadas labora en ese sector.