Educar desde el conocimiento, no desde la improvisación

Por: Dra. Norma Julieta del Río Venegas

Zacatecas, Zac.- La educación no puede detenerse. Como país, no podemos darnos el lujo de bajar los brazos cuando se trata de formar a nuestras niñas, niños y jóvenes, ni de fortalecer a quienes hacen posible ese proceso: nuestras y nuestros docentes.

En un mundo que avanza a pasos agigantados, en el que la tecnología transforma cada rincón de la vida cotidiana, es indispensable que el personal docente se prepare de manera continua. Estudiar, actualizarse, innovar y adaptarse no es un lujo, es una necesidad. Quien enseña también debe seguir aprendiendo, porque solo así podrá transmitir no solo conocimientos, sino también inspiración, ejemplo y dirección.

Hoy la educación en México enfrenta desafíos enormes, y uno de los más preocupantes es la deserción escolar. De acuerdo con el Observatorio de la Educación, de la organización Educación con Rumbo, durante el ciclo escolar 2024-2025 cerca de 994 mil 219 estudiantes abandonaron las aulas entre la educación básica y el inicio de la educación superior.

Detrás de cada cifra hay una historia, un sueño interrumpido y un futuro que se pone en pausa. Muchos estudiantes dejan la escuela por razones económicas o, en ocasiones, bajo la idea equivocada de que al recibir un apoyo o beca ya no es necesario continuar. No podemos permitir que esto suceda. La educación no debe verse como una carga, sino como una oportunidad que transforma vidas.

La beca no es un fin, es un medio. Un medio para acceder a mejores oportunidades, para construir un proyecto de vida, para tener herramientas que abran caminos. Por eso, es fundamental redoblar esfuerzos, motivar, alentar y generar conciencia de que el estudio es el camino más sólido para superar desigualdades y alcanzar un desarrollo equitativo.

Queremos una juventud que no sólo concluya una licenciatura, sino que aspire a especializarse, investigar, innovar y emprender. Necesitamos mentes preparadas, éticas y comprometidas, capaces de aportar soluciones reales a los desafíos del país. Que no aprendan sólo por imitación ni por copiar respuestas de la inteligencia artificial, sino que piensen, razonen, debatan y propongan desde el conocimiento y la experiencia.

Porque una persona preparada no solo se ayuda a sí misma: ayuda a su comunidad, a su municipio, a su estado y también a México. Nuestro país necesita mujeres y hombres formados, con talento, valores y visión de futuro, que se sumen a las tareas productivas, científicas, tecnológicas, sociales y culturales que impulsan el desarrollo.

A nuestras y nuestros docentes: ustedes son la base de esta transformación. Su formación continua es clave para despertar vocaciones, encender mentes y sembrar sueños. Su ejemplo tiene más fuerza que cualquier discurso; su compromiso tiene el poder de cambiar destinos.

A nuestras y nuestros estudiantes: no abandonen sus estudios. No permitan que las dificultades del presente les roben las oportunidades del futuro. Tienen talento, tienen potencial y tienen un país entero que los necesita.

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