Staff / MIRADOR
Zacatecas, Zac.-Los diputados que integran la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados del Estado de Aguascalientes, hace unos días consensó pedir al gobernador Juan Carlos Lozano de la Torre hacer un exhorto a su par zacatecano Miguel Alonso Reyes para fortalecer los protocolos de seguridad en las zonas limítrofes entre ambos estados, donde se han presentado diversos enfrentamientos entre cuerpos de seguridad y grupos de la delincuencia organizada.
El día de ayer en entrevista colectiva el mandatario Alonso Reyes señaló no conocer el exhorto del Congreso de Aguascalientes, y mencionó: âNo tengo ningún documento que me haya llegado todavía. Yo preferiría primero esperar a recibir la información para poder saber de qué se trata este exhorto, cuál es el fondo de este planteamiento.â
En ese mismo sentido invitó a reflexionar sobre el tema que se plantea en el exhorto: âLo que sí puedo decir es que la tarea de seguridad es una tarea de todos, es una tarea que compete a todos los estados de la República, que la problemática de la delincuencia organizada no está situada en un Estado en particular o en otro, que tiene que ver con un problema de nación, que tiene que ver con un problema de regiones, y que me parece que no es un asunto atribuible exclusivamente a un Estado⦠Es un asunto que me parece que debiera haber mayor solidaridad entre las entidades, para trabajar en un problema que nos es común.â
Sin embargo, solidaridad ha existido, y muestra de ellos es la llamada telefónica que sostuvieron ambos mandatarios el 21 de Agosto del presente año âen un ambiente de absoluta cordialidadâ, donde acordaron ârealizar acciones conjuntas entre los gabinetes de seguridad de ambas entidades, para garantizar la tranquilidad de sus gobernadosâ, tal como lo plantea el boletín de prensa de Comunicación Social de Gobierno que puede usted encontrar en internet en este link:
El acuerdo se dio en un contexto donde la violencia se recrudece a partir de la estrategia ofensiva en contra de los grupos de la delincuencia organizada en el Estado de Michoacán emprendida por el ex presidente Felipe Calderón; uno de sus últimos âoperativos de seguridadâ para reforzar a los cuerpos policiacos de aquél estado.
En aquellos días el entonces Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, mencionó que la SSP estaba trabajando para reforzar los márgenes de seguridad en los estados colindantes y cercanos a la zona centro – pacífico, donde se esperaban rebotes de grupos de la delincuencia organizada debido a la operación que pretendía retomar el control de algunos municipios en Michoacán los cuales habían sido controlados por esas bandas delictivas.
Al igual que Zacatecas los estados de Aguascalientes, Jalisco, Durango, el Estado de México, Nayarit, Querétaro y toda la región del bajío, presenciaron el recrudecimiento de enfrentamientos entre grupos de la delincuencia y las fuerzas del orden, con lo que los niveles violencia escalaron vertiginosamente en el último tramo del sexenio de Calderón.
Es justo en aquellos meses que los hechos violentos generados en los âalrededoresâ de Aguascalientes motivaron al gobernador Juan Carlos Lozano a pedir la intervención y cooperación de las autoridades zacatecanas para trabajar en un âblindajeâ (como le nombraría el hidrocálido unos días después de aquella llamada telefónica âcordialâ) en que el eje fundamental lo sostendría la comunicación constante entre funcionarios de seguridad de ambas entidades.
Hoy, el exhorto del Congreso de Aguascalientes al mandatario Alonso Reyes pone a aquella llamada cordial como una mera invitación informal, donde las intenciones no dieron fruto a una estrategia de âblindajeâ en la zona limítrofe de nuestros estados.
Llama la atención que los dos mandatarios involucrados pertenecen al mismo partido, forman parte de una serie de gobernadores impulsados por el nuevo presidente del país, y deberían de mostrar, en los hechos, una relación estrecha (como la amistad que tanto subraya tener el gobernador Alonso Reyes con el presidente Peña Nieto) en temas tan âsensiblesâ que merecen una verdadera acción conjunta, en vez del reparto de culpas con exhortos legislativos.
Ahora bien, si tal estrategia de blindaje existe y opera, es buen momento para rendir cuentas de ésta en conjunto, donde se privilegie el nivel regional y no sólo los números de un lado y otro de las fronteras estatales. Si en la agenda común la seguridad es tarea fundamental, con este tipo de exhortos (que son más bien acercamientos políticos) lo único que se evidencia es la falta de tacto entre ambos funcionarios por buscar políticas públicas concretas ante el problema. De por medio ya echaron abajo ese discurso del âPRI unidoâ.

