Por: Ivette Martínez
Hoy en día, la sociedad en su conjunto se enfrenta a un mundo totalmente globalizado en el que contenidos audiovisuales, informáticos o escritos recorren el orbe en fracción de segundos, la radio, la televisión y el Internet son ahora la forma a través de la cual se conoce todo lo que sucede y también por estos medios se conocen a los personajes que dirigen a la sociedad en el terreno político, artístico o académico.
El poder de la imagen ha tomado dimensiones titánicas, puesto que al vivir en sociedad los seres humanos están obligados a cumplir ciertas etiquetas para convivir en sociedad y ganar un estatus de acuerdo a la función que desempeña.
Fue en el siglo XX cuando la imagen se hizo equivalente a la opinión, como reputación, aprecio y consideración general de los otros. El primer tratado moderno sobre la imagen pública lo escribió Nicolás Maquiavelo, al sentar el principio general de que el príncipe ha de pensar en evitar todo aquello que le pueda hacer odioso o despreciable. Esto, actualmente se llama crear imagen.
La imagen publica inmediata es la carta de presentación de una persona ante la sociedad, de esta depende que un personaje goce o no de la confianza, credibilidad o respeto de la sociedad.
La Imagen Pública se ha convertido en los años recientes en un área de gran importancia, para empresas, personajes públicos ya sean políticos, artistas, intelectuales, o bien institutos políticos o Gubernamentales.
Por lo que, los consultores de Imagen Pública tienen que emprender una rigurosa tarea de planificación, coordinación y producción de estímulos comunicativos, para que el mensaje llegue a los receptores de la manera en la que fue planeada.
Debemos tomar en cuenta que la imagen representa un efecto interno en el cual intervienen factores externos, es decir, la opinión que el público tenga del personaje público dependerá de factores externos como el vestuario, la forma de hablar, de caminar y de expresarse del personaje en cuestión.
En el rubro Personal, de ninguna manera puede ser improvisada; deducir cuál es la imagen pública que mejor conviene a una persona, implica realizar estudios para conocer en primer lugar al sujeto, reconocer su esencia, para que la imagen sea congruente y para definir las acciones comunicativas a realizar para la proyección del personaje público.
La Imagen Física es la percpeción que resulta de la apariencia y el lenguaje corporal, la apariencia física, el vestuario, los accesorios y el lenguaje corporal. La imagen física recurre a la antropometría, antropomorfología, carametría, caramorfología e implementación de estilos.
El 83% de las decisiones se toman por los ojos, por estoque es tan relevante la importancia de tener y proyectar una buena imagen.
La imagen física y conductual de una persona es la que determina en un alto grado la aceptación que tendrá de ahí en adelante una persona, un grupo o una colectividad.
Al momento de planear o desarrollar una imagen pública, se debe tener en cuenta que a mejor imagen, mayor poder de influencia, es decir, tener una buena imagen pública otorga poder y proporciona un valor agregado a la marca, institución o persona, lo que se traduce en contar con más armas para poder convencer al grupo objetivo de que se es âel mejorâ.
La competencia laboral en cualquier área en la que se desempeñe una persona, sea académica, política o artística es cada vez más grande, por lo que una buena imagen puede darnos la ventaja a la hora de competir por algún puesto.
Una buena imagen es asociada con eficiencia y se relaciona automáticamente con calidad, seriedad y poder, aquí radica la importancia de un buen manejo de la imagen en los secrores político, empresarial y personal.
Construir una imagen pública requiere de la conjunción de muchos elementos bien coordinados, se trata de aspectos definidos, cada detalle cuenta, tenemos un público más exigente y más perceptivo, ahora los estándares de calidad cada día son más elevados y la imagen que tengamos ya sea como empresa o persona tiene un valor importante en este criterio.