EN LA FOSA COMÚN SIN NOMBRES, FLORES O VELADORAS, MUERTOS DEL CRIMEN ORGANIZADO

Irma Mejía /Grupo Informador

Zacatecas, Zac.- Son ya 300 los muertos en lo que va del año relacionados con el crimen organizado, muchos de los cuales murieron en enfrentamientos con las fuerzas federales o estatales y otros más en balaceras entre bandas antagónicas.

Son los «hijos de Dios no identificados» y desde hace tres años van en aumento. Del total, se estima que dos terceras partes tienen como destino final la fosa común, porque no son reclamados o se desconoce su identidad.

De 11 que se registraron en 2009, para 2012 se incrementó a 309 la cifra de muertos que ingresaron al Servicio Médico Forense (Semefo) bajo este status. Y en lo que va del año, ya suman 300 cadáveres en esta misma situación.

Este fenómeno, inédito en Zacatecas, se atribuye a la violencia que azota al país y a la presencia y arraigamiento del crimen organizado, situación que ha puesto en jaque a las autoridades locales y las ha obligado a reconocer dos realidades.

Por un lado, admitir las deplorables condiciones e infraestructura en que aún se encuentran varios Semefos, así como la necesidad de instrumentar protocolos de urgencia para la identificación de cadáveres, lo que a su vez ha permitido dignificar la fosa común en Zacatecas en un «camposanto anónimo».

Con 14 años de experiencia en el ramo forense, Antonio Muñoz Quintero, director de Servicios Periciales de la fiscalía zacatecana, admite que este fenómeno comenzó a registrarse en Zacatecas a partir de 2007, año en que se registró el asentamiento del crimen organizado en la entidad, pero reconoce que en los últimos dos años y medio se ha recrudecido.

Mencionó que el año pasado se registraron 328 fallecimientos, cifra que superó por mucho a la de 2011 que fue de 149 muertes, y refiere que aproximadamente 95% son de personas que mueren en hechos violentos, como enfrentamientos con las fuerzas federales, con marinos, militares o entre los grupos delictivos rivales que se dedican a actividades ilícitas como el trasiego de drogas, secuestro y extorsión, además de que se ha visto que entre estos muertos hay muchos menores de edad y, ahora, también mujeres.

Añade que no sólo se van a la fosa común los cuerpos no identificados, sino los que tampoco son reclamados, como fue el caso de Sergio Barraza Bocanegra, autor material del asesinato de la joven Rubí Frayre y autor intelectual de la muerte de la activista Marisela Morales, quien murió en noviembre de 2012 en un enfrentamiento con el Ejército.

Cabe mencionar que se logró identificarlo cuando fue reclamado por su última concubina, pero después ya no regresó al no acreditar en lo inmediato algún parentesco con éste y jamás fue reclamado por ningún familiar.

Así ha ocurrido con otros cadáveres, menciona Muñoz: se logra identificarlos, pero sus familias no los reclaman.

Este fenómeno también ha reflejado a las autoridades las condiciones en que se encuentran la mayoría de los Semefos, pues el procurador Arturo Nahle García admite que quedaron rebasados ante la cruel realidad de Zacatecas.

Cuando le tocó asumir el cargo de procurador (2010) tuvo que enfrentar un panorama distinto, como los recurrentes enfrentamientos entre grupos criminales antagónicos, y todavía hace unos meses mencionaba que «prácticamente no hay día en que no tenga un ejecutado producto de esa rivalidad».

Refiere que hace varios años se estableció un grupo delincuencial en la entidad conocido como Los Zetas, pero en la coyuntura del cambio de gobierno en 2010 arribó otro grupo rival (cártel del Golfo) que también disputó la plaza y comenzaron a recrudecerse los enfrentamientos.

Y agrega: «La pasada administración (Amalia García) minimizó el problema y no hicieron absolutamente nada para frenarlo. Recibimos un estado con un problema muy serio y sólo quedaba enfrentarlo», afirma.

Hacinados muertos y vivos

En un recorrido por las instalaciones del Semefo ubicado en la capital, en medio de varias colonias populares, a un costado de los edificios de la Policía Ministerial del Estado, Cruz Roja y del ayuntamiento de Zacatecas. Se llega por una estrecha calle. Es una pequeña finca que data de hace más de 40 años con una superficie de aproximadamente 200 metros cuadrados.

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