Por Anayeli García Martínez
México, DF, 19 ago 11 (CIMAC).- La pobreza en la vejez deja en severas desventajas a las mujeres, toda vez que ellas padecen en mayor medida la falta de seguridad social, la alta incidencia de enfermedades crónicas y los bajos o nulos ingresos económicos, advirtió la investigadora de El Colegio de México (Colmex) Brígida García Guzmán.
La académica explicó que aunque México todavía es un país de jóvenes, la transición demográfica se acelera cada vez más hacia la vejez, lo que significa que el Estado debe reducir las desigualdades de género para garantizar el pleno desarrollo de mujeres y hombres durante la tercera edad.
En entrevista con Cimacnoticias, la también integrante del Sistema Nacional de Investigadores remarcó que las mujeres de 60 y más años de edad que viven en la pobreza se encuentran en gran desventaja con respecto al resto de la población.
TRANSICIÓN DEMOGRíFICA
Desde 1997 el Consejo Nacional de Población (Conapo) advertía que el proceso de envejecimiento de la población suponía grandes retos para la política social en el próximo siglo. El principal desafío âprevióâ eran los recursos que deberían ser asignados al sistema de salud.
Esta institución destacó que las muertes que se evitan en la infancia por enfermedades infecciosas y parasitarias llevarían a que una mayor proporción de personas sobreviva hasta edades avanzadas en las que son mucho más frecuentes las enfermedades crónicas y degenerativas.
El Conapo señaló que los logros del sector salud llevaron a que la esperanza de vida al nacer pasara de 36 años en 1930 a 73.6 en 1997, la cual, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), aumentó notablemente en los tres años siguientes.
Información del Inegi destaca que desde el año 2000 a la fecha la esperanza de vida se mantiene en 75 años. Al hacer una diferencia por sexo, las mujeres viven en promedio más años que los hombres: la esperanza de vida para ellas es de 78 años y para los varones de 73 años.
Contrario a lo que se piensa, una alta esperanza de vida no es sinónimo de desarrollo económico y social. La doctora en sociología observó que hay un momento en que los adultos mayores se quedan solos, y es entonces cuando las mujeres se quedan sin ingresos económicos y se vuelven dependientes.
VEJEZ OLVIDADA
De acuerdo con una investigación de la Universidad Iberoamérica (UIA) sobre envejecimiento y Derechos Humanos, hasta el año 2000 sólo el 18 por ciento de la población mayor de 60 años de edad tenía una pensión o jubilación.
Entre los hombres de 60 a 64 años de edad el 13 por ciento tenía una pensión o jubilación, porcentaje que subía al 19.2 por ciento en el grupo de 65 a 74 años, y se reducía a 18.3 por ciento en la edad de 85 y más.
En tanto, el porcentaje de mujeres que percibían una pensión o jubilación era mucho menor. En las edades de 60 a 64 años era de 3.1 por ciento; en el grupo de 65 a 74 años, de 4.3 por ciento; en el de 75 a 85 años, de 5.2 por ciento, y en la edad de 85 y más bajaba ligeramente a 4.9 por ciento.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que hasta 2010 el 60 por ciento de la población no contaba con seguridad social, es decir 68.3 millones de mexicanas y mexicanos.
En opinión de García Guzmán, es mínimo el porcentaje de la población adulta mayor que tiene una pensión, por lo que sus familias los mantienen. âNo es como en los países desarrollados que trabajas gran parte de tu vida para tener una pensión y una jubilación dignaâ, aclaró la especialista.
Además acotó que si una mujer económicamente activa tuvo un salario bajo, su pensión será muy baja, por el contrario si su trabajo fue informal no contará con este derecho.
El estudio de la UIA sostiene que si bien la expectativa económica de la población productiva (entre 20 y 35 años) se fijó suponiendo que al llegar a la vejez podrían dedicarse sin mayor problema a disfrutar del producto de los esfuerzos realizados durante su vida laboral, la realidad no es así.
CíRCULO DE LA POBREZA
El proceso de envejecimiento en la sociedad tiene repercusiones sociales y económicas, muchas de ellas más agudas en las mujeres, lo que merma notablemente su calidad de vida, aseguró la doctora en sociología al explicar que en la vejez las mujeres no cuentan con ingresos para sortear enfermedades crónico-degenerativas.
âEn la vejez se gasta más en salud. Eso es irresoluble, tanto en México como en el mundo; es increíble la cantidad de recursos que necesitas para tener salud, ya sea en el sector privado o públicoâ. En la medida en que haya más gente adulta la situación se agravará, previó García Guzmán.
Además afirmó que antes las personas se enfermaban y morían, pero ahora las enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares se tienen que enfrentar por largo tiempo. âCada vez escuchamos que la esperanza de vida es de 76 años, pero hay un lado muy oscuro: no vives esos años en saludâ, lamentó.
De ahí que algunas personas pugnen por más apoyo para las y los adultos mayores y por programas sociales que sirvan para que este grupo de la población pueda comprar medicinas y no depender totalmente de sus hijos o familiares, explicó la experta en género.
Al hacer un balance de la situación demográfica y de la pobreza, García Guzmán señaló que hay un encadenamiento entre la población joven y adulta. âEl trabajo en la juventud es pensión en la vejez, por eso la importancia del trabajo formal con acceso a prestaciones y jubilaciónâ.
Asimismo apuntó que si la mitad de la población en México tiene un trabajo informal, aunque gane un sueldo digno, no tendrá prestaciones de salud ni jubilación. Criticó que si las jóvenes no tienen empleo sus condiciones económicas y de dependencia en la edad adulta se acentuarán.
âEs importante (para las mujeres) ubicar el punto de traslado entre educación y trabajo, y no dedicarse solamente a las labores domésticas; eso es una opción legítima pero implica que sean dependientes el resto de su vidaâ, indicó la investigadora.