Por: Juan Antonio Caldera Alaniz / Comandante del Departamento de Bomberos del Estado de Zacatecas
Zacatecas, Zac.- En todos los países deben tratar de satisfacer sus necesidades por sí mismos cuando ocurre un desastre. Sin embargo, sean cuales sean los fenómenos y el grado de desarroÂllo de un país, hay situaciones en las que hay que recurrir a la ayuda internacional para obtener los recursos o conocimientos que no están disponibles localmente. Cuando ocurre un desastre, un gran número de organizaciones, asociaciones, gruÂpos y gobiernos, con diferentes objetivos, experiencias y recursos, ofrecen ayuda humanitaria a los países afectados.
Es por eso que en cualquier desastre importanÂte podrían verse implicados cientos de estos donantes. Si la ayuda internacional se coordina de una forma adecuada, beneficiará a las víctimas del desastre; pero si no existe esta coordinación, el caos y la confusión resultantes provocarán un âsegundo desastreâ.
Los gobiernos deben estar preparados de antemano para asumir la responsabiliÂdad de coordinar la ayuda humanitaria, ya que sería imposible improvisar esta imÂportante tarea una vez ocurrido el desastre. El control o monopolio operativo por parte de instituciones civiles o militares ya no es posible, aceptable ni de interés para las víctimas. Es esencial designar un coordinador para la gestión de desastres que actúe como enlace en la preparación para afrontarlo, y como coordinador de las actividades humanitarias inmediatamente desÂpués de ocurrido este. Como las actividades de preparación y respuesta están relaÂcionadas y son mutuamente dependientes, es contraproducente disociarlas.
Las organizaciones que proporcionan ayuda humanitaria externa en caso de emergencia pertenecen a distintas categorías: gobiernos extranjeros, organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales. Los países actúan con mayor frecuencia como proveedores de ayuda humanitaria que como receptores de esta.
Cuando ocurre un desastre, se produce una demostración de solidaridad entre los países que comÂparten similares culturas y vulnerabilidad ante los peligros. Cualquier país debe considerar como prioridad política convertirse en un doÂnante eficaz, en lugar de contribuir a la confusión con iniciativas ilógicas desde un punto de vista técnico u operativo.
Muchos países desarrollados que ofrecen una ayuda generosa bilateral a otros que han sido asolados por los desastres. La mayoría de los países donantes disponen de departamentos especiales u oficinas de ayuda humanitaÂria. Â Agencias de las Naciones Unidas, para la Coordinación de Asuntos HumanitaÂrios, es la responsable de alertar a la comunidad internacional y de coorÂdinar la correspondiente respuesta humanitaria después de todo tipo de desastre. Responsabilidad global de la preparación y mitigación como parte de la integración de la gestión de desastres en el proceso del desarrollo.
En todo el mundo, varios miles de organizaciones no gubernamentales se dediÂcan total o parcialmente a la ayuda humanitaria internacional, a los derechos huÂmanos o a la salud, y proporcionan material, experiencia o, en algunos casos, dineÂro. En el marco internacional existen varias asociaciones de organizaciones no gubernamentales en relación con la ayuÂda humanitaria y las contribuciones que pueden hacer son muy variaÂbles.
El ejército nacional y las fuerzas armadas extranjeras están destinados a desemÂpeñar un papel creciente en la ayuda humanitaria. Los ejércitos nacionales de los países afectados asumen, bien de forma directa o a través del sistema de defensa civil, una responsabilidad importante en las operaÂciones logísticas de socorro (transporte y comunicaciones). A menudo el ejército del aire permite llevar a cabo la inspección aérea. La misión del ejército es fundaÂmental y debe tratarse y planificarse antes de que suceda el desastre. Estos recursos deben ayudar, pero sin desplazar a otras organizaciones humanitarias tradicionaÂles. El que conserve el mando y la autoridad técnica para establecer lo que hay que hacer y cómo y dónde hacerlo.
Algunas organizaciones solo aceptan peticiones de ayuda procedentes de una fuente específica dentro del país afectado o solo distribuyen la ayuda a través de una organización o ministerio determinados en cada país, es importante manteÂner los canales de comunicación adecuados.
Es frecuente que las organizaciones donantes operen dentro de los límites consÂtitucionales o estatutarios impuestos a sus actividades. Para responder, algunas necesitan que el país afectado o su propio representante declaren el estado de emerÂgencia, o han de recibir una petición formal del gobierno. La mayoría de las organizaciones deben dar cuenta de sus programas y gastos a un cuerpo político supervisor o a la población de otros países, lo que hace que los proyectos con mayor visibilidad y carácter humanitario (por ejemplo, búsqueda y rescate) tengan mayores oportunidades de recibir fondos que los que se ocuÂpan, por ejemplo, de las medidas encaminadas a establecer nuevos servicios de saneamiento.
La presión pública interior puede incitar a algunos gobiernos y organizaciones extranjeras a proporcionar fondos o a comprometerse a dar apoyo a proyectos o áreas concretas en la fase inicial de la emergencia. La presentación a la comunidad de donantes del costo total o global de los efectos ocurridos (necesidades inmediatas, costos de reÂconstrucción y consecuencias económicas indirectas) resulta confusa, ya que, por definición, los donantes humanitarios deben mantenerse al margen de las actividaÂdes de desarrollo o reconstrucción.
Un último obstáculo para algunas organizaciones es el tiempo, ya que su capaciÂdad para responder de manera rápida a una petición de ayuda varía enormemenÂte. La demora entre la identificación de las necesidades por el país afectado y la llegada real de la ayuda desde el exterior es inevitable y, a veces, considerable, lo que puede hacer que la ayuda se reciba cuando las necesidades ya hayan sido cuÂbiertas. Por tanto, es necesario prever cuáles serán las necesidades de emergencia futuras para el momento en que llegue la ayuda: pedir hoy para las necesidades de emergencia de mañana.