Miguel ya renunció

Por: Gabriel Contreras Velázquez

Miguel Alonso1Zacatecas, Zac.-Miguel Alonso ha abandonado –si es que alguna vez las asumió- funciones inherentes de gobierno. Y no duda en hacer saber a la opinión pública esta desgana y poca diligencia.

La forma en cómo se han sorteado las crisis de las finanzas públicas en las que ha naufragado el estado, todo este sexenio, habla más de la mínima visión y resuelto pragmatismo con que el joven abogado administra (y nada más) superficialmente los conflictos.

Un abogado que hace más las veces de un limitado contador público, producto de la “cultura del esfuerzo” (reza en la página web del Gobierno), quien sin pensarlo dos veces, y pese a “dirigir” una entidad en condiciones de endeudamiento grave, no duda en darle a la banca de inversión una buena tajada de recursos para resolver los huecos presupuestales que su “administración” no ha podido solventar de alguna otra forma.

La noticia de una nueva fuerte carga de adeudo fiscal, disfrazado de una supuesta “reestructura financiera”, contradice al mandatario en más de una de sus epopeyas políticas ficticias (como aquella de ser hijo de la “cultura del esfuerzo”).

En primer lugar, el gobernador ha derrumbado –a costa de omisiones- el mito de la gran armonía, hermandad, camaradería, aprecio, confraternidad e inclinación del Presidente de la República por Zacatecas. ¿Dónde están las puertas abiertas para la gestión de recursos? ¿Dónde está el impulso a las finanzas de un estado dependiente de las participaciones federales? ¿Dónde aquella máxima “obras son amores y no buenas excusas”?

Resulto más fácil, y con menos “esfuerzo”, recogerse en las novedosas reglas de contratación de financiamiento privado, según la reciente Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios, para “mejorar las condiciones del endeudamiento” local (¿pago de deuda = doble endeudamiento?) que tocar puertas para exigir bolsas de recursos extraordinarios.

Adiós a toda lógica de gestión, bienvenido el uso de fondos de deuda para “superar” los compromisos financieros de acción del Estado.

Para la celebración del “Centenario de la Toma de Zacatecas” pudieron colocar 400 millones de pesos en obra pública sin impacto alguno en beneficio a la infraestructura social, ¿pero para mejorar las arcas municipales no hay, al año, un proyecto serio y exhaustivo con el que el gobernador pueda darle valor de uso a la tan publicitada “fraternidad” con el Gobierno Federal?

Segundo. Señalaba en una entrega anterior para este diario digital (Politizar la seguridad, 3 de Noviembre), las pésimas condiciones de seguridad y finanzas en que sobreviven los municipios. Acotaba también que el pasado viernes 30 de Octubre, en una suerte de “encerrona” con presidentes municipales priistas, el gobernador les advirtió a sus ediles tricolores que el gobierno que él encabezaba se encontraba en circunstancias igualmente críticas para poder emprender rutas hacia el saneamiento de sus compromisos de capital.

No obstante, pedía que tuvieran disciplina hacia su proyecto, ya que él mismo es quien se encargaría, en momento dado (desconocemos desde hace ya algunos años a qué tiempo se refiere) de realizar las “gestiones” necesarias con el Gobierno Federal para atraer recursos que pudieran mantener a flote su situación contable.

¿Más evidencias del abandono de sus “esfuerzos extraordinarios”, “esfuerzos muy especiales”, “esfuerzos sin antecedentes”, “esfuerzos inéditos”?

El pasado 7 de Noviembre, el diario La Jornada Zacatecas, cabeceaba su nota principal de la siguiente manera: “Godezac tiene sus propios problemas; difícil, generar partida especial para pensiones de la UAZ: MAR”.

Con tan ínfima y ramplona aseveración, el joven mandatario mostraba la opinión que le merecía otra crisis financiera local, ahora en el fondo de pensiones de la Universidad Autónoma de Zacatecas, compromiso que representa el 536% de los ingresos anuales de la institución de educación superior.

No satisfecho con ello, manifestó a la reportera de dicho diario que “sería muy difícil poder disponer de algún recurso adicional o poder generar alguna partida especial para este tópico específico”.

Insinuaba además que su “administración” ha sido “lo más solidaria en este esfuerzo” (otra vez su lógica del “esfuerzo”), pero que el Gobierno del Estado estaba más enfocado en “problemas en materia también interna”.

¿Entonces, la única prioridad es satisfacer las necesidades financieras de su gabinete, nada más? ¿O cómo interpretar el desinterés en las finanzas de la universidad, los municipios, organismos autónomos y demás? ¿Adiós definitivo a las gestiones de recursos en lo que queda de su ordinario sexenio?

Que por cierto, en aquella reunión con los presidentes municipales de su partido, Miguel Alonso informó a los ediles que se encontrarían en una fecha posterior para dejarles saber quién sería “el bueno” de los candidatos del PRI, y a quien debían apoyar en los próximos meses, si querían ver posteriores beneficios en sus economías.

¿También renunció ya a la candidatura de Tello? ¿O acaso por fin cayó en cuenta que en su sexenio “gobernador no deja gobernador”?

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