Marcela Arteaga, zacatecana exitosa en la industria petrolera

Fotos: Misael Camarillo / MIRADOR

Fotos: Misael Camarillo / MIRADOR

Por: Rosy Quiñónez

Zacatecas, Zac.- Abriéndose camino en un campo casi exclusivo para los hombres, Marcela Arteaga Cardona es una zacatecana exitosa que ha hecho una importante carrera en la industria petrolera mexicana.

Se ha destacado en el ámbito de la investigación y el trabajo en campo, tanto en el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), donde laboró por más de doce años y ahora en Petróleos Mexicanos (PEMEX), donde actualmente es la responsable de la Aplicación de Proyectos de Recuperación Secundaria y Mejorada en la Región Sur del país.

Su trayectoria la hizo merecedora del reconocimiento Mujeres que Abrieron Camino, otorgado por el Gobierno del Estado de Zacatecas a aquellas mujeres zacatecanas que como lo dice dicho reconocimiento, han abierto camino en diversos ámbitos de la vida: laboral, social, cultural, política, académica.

Marcela nació en Luis Moya, Zacatecas; desde la secundaria tuvo interés en la química orgánica, específicamente en lo relativo al área del petróleo. “Desde ahí comencé a ver libros para saber en qué consistía la carrera de ingeniero petrolero, pero dije, como petrolero es más orientado hacia lo que es perforación de pozos y extracción de crudo y como químico petrolero, era ya la parte más química en la que te encargas del proceso por el cual obtienes los productos del petróleo, aquellos que son para consumo, como uso en los vehículos, turbosina o productos derivados del petróleo y hay una gran variedad de ellos”.

A los 17 años se fue a vivir a la Ciudad de México, donde estudió la carrera de Ingeniera Química Petrolera, en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), donde fue la única mujer en una carrera en la que había 52 hombres. En 2013, eran ya 104 mujeres en dicha matrícula (La Jornada 14-Febrero-2013 Mujeres en el Poli).

Ahí comenzó para ella un gran reto, enfrentarse a dificultades, especialmente aquellas que tenían qué ver con el hecho de ser mujer. “Estar en un grupo de hombres fue al principio muy dificil, porque a pesar de que me gustaba mucho estudiar y obtuve siempre buenas calificaciones, ellos decían que esas calificaciones eran porque los maestros me tenían preferencia por el hecho de que era la única mujer; al final tuvieron qué reconocer que estaban equivocados”, mencionó en entrevista. Hoy en día sigue reuniéndose con ellos en ocasiones especiales.

El campo laboral en la industria petrolera sigue siendo mayoritariamente de hombres. El último reporte de personal levantado en 2010, dentro del informe de responsabilidad social publicado en la página de internet de PEMEX, refiere que la plantilla laboral total estuvo integrada por 139 mil 908 hombres y 44 mil 182 mujeres, lo que equivale al 76 y 24 por ciento, respectivamente.

Al concluir su carrera, Marcela ingresó de inmediato al área laboral, pero como no había mujeres todavía que pudieran hacer ese tipo de actividades en campo, tuvo que entrar primero en el área de investigación en el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), donde permaneció doce años.

Ahí fue la única mujer que participó en la instalación y equipamiento de los primeros laboratorios del IMP en el país, destinados a la investigación de nuevas técnicas que permitieran buscar más petróleo.

“No me fui a una refinería ni a un centro petroquímico, que era para lo que yo estaba formada, sino que me fui a investigar un tiempo sobre procesos para extracción del petróleo y ahí fue donde empecé a trabajar y nuevamente era la única mujer en ese grupo, pero ahí se trataba más bien de presentar propuestas más de que si eras mujer u hombre”

Luego de esos doce años en el IMP, fue invitada a trabajar en PEMEX, ahora sí ya en campo, donde pudo aplicar los conocimientos que adquirió en su carrera, en sus trabajos de investigación y en el laboratorio del IMP. “En PEMEX me pidieron que fuera a apoyar ya en campo y desarrollara lo que había aprendido en laboratorio”.

Reconoció que en el ejercicio de su carrera “siempre hay obstáculos que tienes que vencer”, sin embargo, como su desarrollo profesional fue en el área de investigación, esos obstáculos fueron menores ya que consideró que “en el área de investigación sí se respeta a el trabajo de la mujer”.

Pero refirió que cuando le tocaba hacer entrevistas para contratación de hombres, no aceptaban tan fácil que una mujer fuera la que los entrevistara y que una mujer fuera la que les dijera qué actividades eran las que tenían que hacer, es decir, tenían dificultades para aceptar que una mujer “los mandara”.
“Después viene una etapa dentro del laboratorio en la cual tú tienes que hacer los equipos, y hay un momento en que tienes que entrar a manejar tornos, manejar maquinaria que desde un principio están hechas para que las maneje un hombre, entonces, no te aceptan que tú seas quien les de indicaciones de cómo hacer el trabajo”.

Consideró que “esas eran las que en un principio pudieran ser dificultades, yo las veía más bien como retos para una como mujer, de tener que enseñar a hombres a hacer cosas que por el hecho de cómo están estructuradas, son para hombres. Pero se acostumbraron también, nada más fue al principio el enfrentamiento y después, ya con la convivencia se van adaptando y van aceptando que una mujer les tenga que dar indicaciones de cómo hacer las cosas”.

Como parte de sus actividades dentro de la Industria Petrolera, Marcela realiza proyectos para estimular la movilidad del petróleo en los pozos. Explica que para la producción de petróleo hay diferentes etapas. En la primera, el petróleo se produce casi por la energía propia del yacimiento, por lo que lo único que se tiene que hacer es perforar y el petróleo viene por cuestiones de presión, ahí se tiene ya la producción de petróleo.

Marcela Arteaga1En la segunda etapa, el petróleo por falta de presión ya no se mueve y por más que se tenga el pozo, el petróleo ya no llega, entonces se tiene que perforar otro en el cual se inyecta algún fluido para que lo empuje y lo lleve hacia el pozo productor, después llega el momento en que el agua ya no puede hacer más y ya no hay más producción de petróleo, por lo que vienen otros procesos, en los cuales se inyecta CO2, algún polímero u otro fluido para tratar de desplazar más petróleo.

A eso se dedica, a diseñar proyectos para inyectar agua o fluidos en los pozos petroleros; “estuve en el primer proyecto que se diseñó en México en cuanto a la inyección de vapor. Es un petróleo muy viscoso y espeso, o sea, lo pones en un recipiente y tratas de que fluya y no se puede, entonces le metimos vapor al yacimiento para calentarlo y lo aligeras, como en cuestión de cocina, lo aligeras y entonces ya fluye”.

En estos momentos, reside en la ciudad de Villa Hermosa, Tabasco y trabaja en el proyecto de inyectar CO2 en los pozos petroleros, CO2 producido por las propias plantas petroquímicas o fábricas que utilizan combustible, como las cementeras, lo que provoca contaminación, cambios climáticos y otros desastres ambientales; ahora, buscan inyectarlo al yacimiento, que se quede almacenado y con ello disminuir la contaminación del ambiente.

“Eso es lo que estamos haciendo. Es un proyecto que le llaman secuestro, uso y almacenamiento de CO2. También es el primero que se va a implementar en México. Ya está el estudio en el cual estoy trabajando, que me gusta muchísimo porque va orientado hacia dos de las grandes cosas que siempre he querido, producir petróleo porque esa es mi labor y mi función y contribuir a reducir lo que es la contaminación ambiental”.

Y precisamente este proyecto creado por la zacatecana ha generado interés en compañías petroleras japonesas, de Estados Unidos e incluso en el Banco Mundial, que otorga financiamiento para que se aplique este tipo de procesos en diversos países.

Al respecto refiere que “el CO2 que puedes dejar almacenado en el yacimiento implica que te den unos bonos de carbón y quien los paga es lo que antes era el Tratado de Kioto, en el cual, si demuestras que no produjiste el CO2 sino que lo inyectaste y quedó atrapado ahí bajo tierra, te dan apoyo económico; todas las compañías petroleras en México, en Japón y en otros países están muy interesadas en reducir la contaminación, el Banco Mundial también, están viendo precisamentes esos países que puedan hacer este tipo de procesos y apoyar de manera económica para motivar a que hagas ese tipo de acciones”.

Aseguró que este procedimiento como proceso de extracción de petróleo es muy bueno, ya que se ha demostrado que es posible que del CO2 que se inyecta, el 50% se quede dentro del yacimiento, por lo que ha despertado mucho interés en diversas instituciones y compañías en reducir la contaminación y esta es una de las mejores alternativas.

“Hay muchos proyectos, desde inyección de cápsulas en el mar para reducir esos niveles de CO2, pero este es uno de los más atractivos, ya que es una formación que ya está probada que puede almacenar fluidos y ya hay pozos perforados, lo que también ayuda desde el punto de vista económico, pues puede ser más barato el tratarse de esta manera”.

Su preparación y proyectos han llevado a Marcela Arteaga a dictar conferencias y presentar sus investigaciones en instituciones y universidades de Estados Unidos y Canadá; ha visitado varios países como Colombia, Venezuela, Guatemala, Holanda, Japón y otros.

Una de sus mayores satisfacciones ha sido comprobar que “el trabajo que hacemos en México está a nivel de cualquier otro país, los trabajos que haces están tan bien hechos como los de ellos y puedes participar en una mesa redonda presentando lo que tú haces a nivel de ellos. Es decir, tenemos la misma capacidad para hacer cualquier labor. Esa es de las cosas que más he aprendido”.

Casi 32 años de su vida Marcela los ha dedicado a su trabajo en la industria petrolera, pero tiene muy claros los tiempos para su familia. Y aunque eso ha representado para ella un obstáculo para subir de nivel en PEMEX, es algo que ha dicho está dispuesta a afrontar.

“He tratado de dejar bien claro hasta qué momento es hora de trabajo y en qué momento tiene que empezar mi labor como madre y esposa. No ha sido fácil, de hecho soy hasta el momento la única mujer en PEMEX que mi horario es de 8 a 2 y de 4 a 6. Probablemente no he podido subir a niveles más altos aún cuando tengo cierta trayectoria y reconocimiento, porque no estoy dispuesta a seguir trabajando después de las 6 de la tarde. A partir de ahí es tiempo de mi hijo, de mi hija, de mi casa y de mi familia”.

Marcela ArteagaComentó que los horarios en la paraestatal son así, ya que hay quienes se quedan mucho tiempo, hasta las 8 o 10 de la noche, incluso los sábados, pero ella asegura que desde que inició a trabajar “he dejado bien claro que en mi horario de trabajo tengo que ser capaz de cumplir con todas mis funciones y mis actividades; no me puedo distraer ni me gusta distraerme porque quiero salir a mi hora, pero salir sin ningún pendiente”.

Afirma que nunca se lleva trabajo a casa y si lo ha hecho, sólo en muy raras ocasiones y porque es muy necesario.

“Y lo he logrado, siempre lo he hecho y les he dicho a mis compañeras que hay que poner el ejemplo de que podemos cumplir con nuestras funciones y tener todo listo, en orden y en el tiempo en el cual tenemos especificado como horario de trabajo, que no haya necesidad después de las 6 de estar ahí, porque luego ya tenemos otra actividad en casa y también hay que cumplirla”.

“A veces pienso que hay personas que ya están mucho más arriba, que ya escalaron y están en otra posición y yo no lo he logrado porque no he tenido esa disponibilidad de tiempo, pero no me siento frustrada, al contrario, volteo y veo a mi hijo y a mi hija y digo que vale la pena”. Su hijo tiene 21 años y es Ingeniero en Nanotecnología, su hija tiene 11 y está en la escuela primaria.

Marcela considera que aún y cuando la mujer trabaja, siempre hace falta la presencia de la madre en casa, porque ella hace que participen y contribuyan en las labores del hogar, porque ellas fomentan en sus hijas e hijos los valores y les proporcionan la educación en ese sentido.

Refirió que también la labor de la pareja es importante, porque el hombre no es sólo proveedor, tiene una función fundamental en la educación de los hijos e hijas. “Las mujeres podemos trabajar y participar en cuestiones de la sociedad, pero nunca debemos evitar o dejar a un lado la labor que tenemos en la educación de nuestras hijas e hijos”, dijo.

Destacó por último que “las mujeres podemos salir adelante en cualquier campo, en cualquier trabajo o actividad en la que queramos participar. No hay trabajos de hombres y de mujeres. Podemos hacer todo lo que nos propongamos, pero es muy importante que no nos olvidemos de nuestras hijas, de nuestros hijos y nuestra familia, porque si nosotros podemos educar buenos hijos, a futuro los beneficios van a ser mucho más grandes, no nada más para nosotros como familia, sino para el país”.

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