Tres historias de migrantes

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Parte I…

Por: J. G. Castañón C.

Centro de Apoyo al Migrante Zacatecas

Zacatecas, Zac.- Tres breves historias que de manera paulatina conforman una misma realidad. Quizás pareciesen distantes, pero conforman tres momentos cruciales, desde nuestro punto de vista, en el fenómeno de la migración en Zacatecas.

Kevin estudia en el EMSAD (Educación Media Superior Abierta y a Distancia), una modalidad que permite a chicos estudiar en localidades apartadas y de pocos habitantes. Justo esta definición es el anatema de muchos Kevin. Como es común en estas localidades, Kevin comparte una familia singular. Su padre se encuentra en Michigan desde hace 6 años. Cruzó en el tercer intento por Piedras Negras, Coahuila, obviamente de indocumentado. Desde entonces su madre asumió el rol de ambos. El dinero que envía eventualmente su padre no es suficiente, los minutos y whatsapp que manda, a modo de comunicación, son aún menos suficientes para suplir y llenar un vacío semejante en el núcleo familiar. Kevin quiere irse a Estados Unidos, por el monte o el río o brincando cualquier muro, sus actitudes así lo manifiestan. Sus calificaciones son un presagio de esta decisión.

Don Pedrito tiene 76 años, es viudo y su único anhelo es ver a Ramón, Lucrecia y Juan, sus hijos. Años ya sin memoria han pasado desde que el último de ellos se fue a la Unión Americana. Uno en Santa Fe, Nuevo México; otro en Denver, Colorado y la última en Fort Worth, Texas. Don Pedrito va en una camionetita de marca Nissan, apretado por una señora a su diestra y un joven a su siniestra. Listos van para Monterrey, tienen cita programada para su trámite de visa. Todos llevan en sus brazos una bolsita de red con sus papeles. A Don Pedrito le dijeron que la visa era segura, que todo estaba arreglado. A él le duelen los veinte mil pesos que sus hijos juntaron para este trámite. La duda lo asalta. La “licenciada” a la que dió el dinero ni siquiera la ha visto desde entonces. Este es su tercer intento. Muchos lazos en los Estados Unidos…Tu tener muchos hijos indocumentados en mi país – Le han dicho los oficiales consulares en sus otros procesos.

María es Residente Legal Permanente de Estados Unidos desde hace 2 años. La obtuvo por matrimonio con ciudadano americano. Pero hoy está en su terruño y camina por la calle donde vive su madre en el centro de Ojocaliente, Zac., ve tierra y basura apilada en los postes de luz, ve banquetas derrumbadas por el tiempo y la apatía. La oscuridad que propicia el alumbrado obsoleto es cómplice de pequeños grupos de borrachos y posibles delincuentes. Quisiera hacer algo, quisiera ayudar, quisiera confiar en sus vecinos a los que les ha pedido que se unan y obvio en sus autoridades, a las que vía facebook envía mensajes de atentas peticiones. Se imagina a su mamá caminando por una calle pavimentada, limpia y segura. Ella no es rica, pero su esfuerzo se ha traducido en ser dueña de un pequeño negocio de limpieza de casas en Santa Ana, California.

Prevención, Atención, Integración. Las palabras y las acciones que podemos engranar para atender ese perfil binacional con el que convivimos día a día. Nadie tiene una respuesta total a un total problema. Quizá se construye ésta con cada una de las ideas, propuestas, sugerencias o esfuerzos.

¿Cómo prevenimos para que nuestros Kevin no siembren la semilla de irse, de emigrar?

¿Cómo atendemos y orientamos a nuestros Pedritos para que sus procesos sean más seguros y humanos?

¿Cómo integramos a nuestras Marías a un círculo virtuoso de aquellos migrantes que quieren apoyar a la comunidad?

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