En torno a Ayotzinapa se extiende la lucha de mujeres y jóvenes

Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Cimacnoticias | México, DF.- Sin rastro de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos”, en Ayotzinapa, Guerrero, que fueron atacados y desaparecidos por policías y un grupo criminal en el municipio de Iguala, en la misma entidad, el pasado 26 de septiembre, sus familiares y compañeros –cobijados por miles de mujeres normalistas, estudiantes, maestras, trabajadoras, campesinas y activistas– exigieron ayer la presentación con vida de los jóvenes.
En punto de las cinco de la tarde, madres, padres y otros familiares de los 43 estudiantes secuestrados se congregaron en el monumento al Ángel de la Independencia, en esta capital.

Junto a las familias, cientos de mujeres que estudian en escuelas Normales “hermanas” de varias entidades del país manifestaron al grito ronco de consignas su dolor por la desaparición de sus compañeros; denunciaron la complicidad de las autoridades en los hechos y alertaron que –pese a las dificultades que enfrentan como mujeres jóvenes de bajos recursos para seguir estudiando– el gobierno se empeña en desaparecer todas las Normales rurales.

Hoy sumaron 27 días desde el ataque que arrebató la vida de tres estudiantes y borró el rastro de otros 43. Ninguno rebasaba los 23 años de edad; todos eran hijos de campesinos, algunos indígenas, y se preparaban para ser maestros rurales en Guerrero, una de las entidades más pobres del país.

Ante la tardanza del gobierno federal para resolver el caso, familiares y activistas realizaron ayer un “Día de Acción Global por Ayotzinapa” y una megamarcha en la Ciudad de México.

Como parte de los preparativos, las universidades públicas del país acordaron un paro de 48 horas para acompañar a las familias y exigir justicia. A la par, en estados como Michoacán y Chiapas, y en 14 países también hubo protestas.

A las seis de la tarde de ayer, el contingente de madres y padres de los normalistas, con retratos en blanco y negro de sus hijos desaparecidos en mano, inició la marcha rumbo al Zócalo capitalino. Detrás iban las y los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa.

SE SUMAN MUJERES

Dos filas paralelas formadas por siete mujeres cada una encabezaban el resto de los contingentes. Eran 14 jóvenes estudiantes de una Normal rural del estado de Chihuahua, quienes –dijeron a Cimacnoticias– vinieron de “a raite” en apoyo a sus compañeros desaparecidos.

Aunque ninguna de ellas quiso dar su nombre por motivos de seguridad, detallaron que además de mantener un buen promedio escolar tienen que enfrentar la resistencia de los gobiernos locales para que les asignen más recursos para ampliar dormitorios y baños en las escuelas.

Aseguraron que para ellas es muy importante seguir formándose porque necesitan enseñar a las adolescentes de su entidad que pueden desarrollar proyectos de vida diferentes al matrimonio o tener hijas e hijos.

Atrás de ellas, más de 600 mujeres estudiantes de escuelas Normales rurales de los estados de México, Puebla, Oaxaca y Tlaxcala también protestaron.

Una de ellas, procedente de la Escuela Normal Rural “Carmen Serdán”, en el municipio poblano de Teteles de Ávila Castillo, señaló en entrevista que la desaparición de sus compañeros demuestra cómo el gobierno está evadiendo por todos los medios seguir apoyando a estas escuelas, ya que existe la creencia de que en ellas “se forman guerrilleros”.

“No quieren que seamos conscientes de nuestra realidad, que defendamos nuestros derechos y que eduquemos a otras personas bajo esos principios”, apuntó la estudiante de 20 años de edad.

Otra normalista, de 19 años, de la Normal Rural “Vanguardia Tamazulapa”, del estado de Oaxaca, dijo estar preocupada por la situación, ya que quiere romper la cadena de pobreza de su familia y su estado.

“Las Normales rurales deben existir porque aceptan a hijos de campesinos, de gente que no puede pagar una educación, y nos mandan a comunidades rurales a enseñar a niñas y niños”, puntualizó.

RESPALDO

La marcha llevaba más de 40 minutos de haber iniciado y sociedad civil y estudiantes seguían sumándose a los contingentes. Al escuchar las consignas de “gobierno farsante/que matas a estudiantes/gobierno ratero/que explotas al obrero”; “que llueva/que truene/ya nada nos detiene”, de los comercios salieron ciudadanos que si bien no participaron en la marcha, sí miraron sorprendidos una de las protestas más grandes en lo que va de la gestión de Enrique Peña Nieto.

A la par, un contingente feminista conformado por integrantes de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Ddeser), Equidad de Género, Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, Ipas-México y otros grupos, marcharon en apoyo al pueblo de Guerrero.

Las activistas sostuvieron una manta con el lema “Vivos se los llevaron, vivos los queremos. Feministas con Ayotzinapa”. También portaron tres títeres gigantes que representaban a Peña Nieto, titular del Ejecutivo federal, a Jesús Murillo Karam, procurador general de la República, y a Ángel Aguirre, gobernador de Guerrero, quienes fueron vituperados durante la movilización.

Una de las integrantes del movimiento amplio de mujeres señaló que las feministas tienen que estar con todas las luchas sociales, sobre todo en este momento, ya que se suma a las demandas de muchas mujeres que son madres y estudiantes.

Entre los últimos contingentes de la marcha, miles de estudiantes tomaron mantas y pancartas para expresar solidaridad con sus compañeros normalistas, ya que –como señaló una joven de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– “este país nos criminaliza e impide nuestra educación”.

Una activista cubierta del rostro con un paliacate morado se montó en árboles, botes de basura o bancas para pegar en postes y edificios estampas con caricaturas que ridiculizaban y pedían la destitución del gobernador de Guerrero. En otras, llamaba a la solidaridad de la sociedad para luchar junto a Ayotzinapa.

Sobre Paseo de la Reforma, la marcha llegó a la sede del Senado –en la esquina con avenida Insurgentes– a las siete de la noche. Dispuestos a un recorrido largo, las y los manifestantes prendieron velas y antorchas y continuaron su andar en medio de un silencio de varios minutos por los tres jóvenes asesinados el 26 de septiembre.

LUCHA GLOBAL

Académicas, periodistas y activistas de otras luchas sociales (como las madres de mujeres asesinadas y desaparecidas en Ciudad Juárez, Chihuahua, y las trabajadoras del hogar) también marcharon para pedir justicia.

Recordaron que tampoco debe haber impunidad en casos como “Campo Algodonero” (predio de Ciudad Juárez donde fueron encontrados 11 restos de mujeres desaparecidas en 2001); la Guardería ABC (donde murieron 49 niñas y niños por un incendio en Hermosillo, Sonora, en 2009), y San Salvador Atenco, en el Estado de México, cuyo movimiento contra la construcción de un aeropuerto fue reprimido con saldo de al menos 26 mujeres torturadas y violentadas sexualmente en 2006.

Cerca del Hemiciclo a Juárez y el Palacio de Bellas Artes, una estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM dedicó unas palabras a las familias, y detalló la importancia de que las y los estudiantes se mantengan organizados para fortalecer una lucha global por ampliar la educación a todos los sectores del país.

El primer contingente llegó al Zócalo a las ocho de la noche mientras sonaban las campanas de la Catedral Metropolitana. Cuarenta y tres sillas sobre un templete esperaban a las familias.

Como parte del mitin frente a Palacio Nacional, una madre agradeció el apoyo de la sociedad civil. El nombre de “Ayotzinapa” quedó escrito con velas sobre el piso de la plancha capitalina.

Mientras la megamarcha paralizaba el centro del país, la Procuraduría General de la República (PGR) confirmaba que el alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, fueron los autores intelectuales del ataque contra los normalistas.

Tras 17 días de investigación y pese a la detención del líder del grupo criminal (“Guerreros Unidos”) que presuntamente ejecutó el ataque, no hay información para dar con el paradero de los normalistas. En cambio, fueron encontradas en Guerrero varias fosas clandestinas y cientos de cuerpos sin identificar.

Al borde de las 10 de la noche y al término del mitin, la confluencia en el Zócalo lejos de disiparse se duplicó con la llegada de más contingentes. Se calculó que al menos 50 mil personas participaron en la movilización.

Las madres y padres de los desaparecidos dieron a las autoridades un plazo de 48 horas para encontrar a sus hijos; de lo contrario, según advirtieron, “México va a explotar”.

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