Felipe Núñez, ejemplo en Jerez del esfuerzo artesanal

Jerez, Zac.- Las obras de barro y cerámica, a las que el alfarero zacatecano Felipe Núñez Castillo, ha dedicado tiempo y creatividad durante 65 años, lo han colocado como uno de los representantes emblemáticos de esta rama y de los más reconocidos en este municipio, uno de los pueblos mágicos del estado.
 
Aquel 11 de septiembre del 2001, cuando vio por televisión caer las Torres Gemelas en Nueva York, no imaginó que este hecho se convertiría en obstáculo para su taller artesanal. Tras los atentados, sus clientes de Nuevo Laredo, en Tamaulipas, suspendieron las compras de macetas y otros objetos que elabora. Sin embargo, esto no fue pretexto para que dejara de trabajar.
 
A llegar a la Alfarería Núñez, ubicada en la calle Prolongación Patria Nueva, en la carretera a Santa Rita, lo primero que los visitantes notan es la sonrisa de Felipe, de sus hijas Cuca y Juanita, así como la amabilidad de toda su familia. Su lugar de trabajo es un amplio terreno, en la campiña jerezana, rodeado de árboles, barro y un sinfín de objetos realizados con sus manos mágicas.
 
Felipe Núñez tiene 73 años, 65 de los cuales ha trabajando el barro y la cerámica; nació aquí, en la tierra del poeta Ramón López Velarde, aunque sus primeros años los vivió en el municipio de Fresnillo, donde a la edad de ocho años comenzó a conocer este oficio.
 
De aquellos años en El Mineral, el maestro alfarero recuerda que comenzó trabajar por necesidad, ya que había que aportar a su familia para que pudiera subsistir. Así, comenzó a ocuparse en un taller donde elaboraban ollas y macetas y donde, poco a poco, fue aprendiendo el arte del barro.
 
Con el oficio llamándole en la sangre, Felipe regresó a los 17 años a Jerez, donde se dedicó a fabricar adobes, reunir algunos pesos y seguir su periplo con su familia recién formada, en la fronteriza ciudad de Tijuana, en Baja California. Allí, se refugió en otro taller de cerámica para seguir ejerciendo el oficio, aunque nunca perdió de vista su objetivo: regresar a Jerez y establecer su propio taller.
 
Años después así lo hizo. En tierras jerezanas inició con un horno de barro, algunas tablas, las ideas que aprendió en Tijuana y muchas ganas de salir adelante en esta actividad. Hoy, cuenta orgulloso Felipe, tiene ya más de 70 diseños propios entre ollas, maceteros, porta celulares, objetos de ornato, sahumadores y otros más.
 
A principios del 2000, cuando el negocio parecía arrancar con buenos vientos, el taller Núñez comenzó a exportar cerámica a Nuevo Laredo. Semanalmente, un camión torton salía de Jerez lleno de productos para satisfacer las demandas de los clientes en esa ciudad. Luego del 11 de septiembre las ventas cayeron.
 
«Estábamos trabajando muy bien, pero cuando las Torres Gemelas falló todo. Dicen que las Torres estaban muy lejos, pero nada es lejos, y cuando fallaron esos clientes nos quedamos la pura familia», recuerda con tristeza el artesano.
 
A contracorriente, con limitaciones económicas, enfermedades y poco trabajo, el taller sobrevivió los siguientes años con el esfuerzo de todos los integrantes de la familia. Hoy en día, es el único taller de cerámica que existe en el municipio de Jerez.
 
«Antes había muchos alfareros y ahora ya nomás quedamos nosotros, antes el barro no valía nada y nadie se preocupaba por los artesanos, de los demás sí, como las arracadas, pero el barro no, no nos tomaban en cuenta», agrega Felipe.
 
Hace unos años, rememora, comenzaron a platicar de algunos proyectos para el municipio, y les visitó personal del Gobierno del Estado y de la Subsecretaría de Desarrollo Artesanal. «Venían y nos decían que nos iban a apoyar, yo no les creía nada», dice.
 
Era el proyecto de los Pueblos Mágicos y sus Corredores Turísticos Artesanales, y Jerez estaba a punto de convertirse en uno de ellos. «Entonces nos van dando un apoyo. Aquí estábamos olvidados de todo eso y nos dieron primero 15 mil pesos, luego otros 15 y otros 15 más. Aquí era un muladar; lo invertimos todo en el taller», añade Felipe.
 
En la actualidad, Alfarería Núñez, junto con otros de diferentes ramas artesanales de Jerez, es parte de los talleres que cuentan con el Distintivo M, reconocimiento a la calidad que otorga la secretaría federal de Turismo.
 
Junto con el Pueblo Mágico de Jerez, este taller forma parte de los circuitos turísticos artesanales que ha impulsado el Gobernador Alejandro Tello, junto con el Gobierno Federal, a través de la Subsecretaría de Desarrollo Artesanal, que dirige Rosa Elvira Campos Álvarez.
 
Don Felipe agradece el apoyo institucional, pero más aún, reconoce el esfuerzo que el gobierno de Tello realiza para difundir y apoyar la actividad artesanal.
 
«Hoy se valora más la artesanía, yo les diría que el barro es muy limpio y quisiera que hubiera más jóvenes que se enseñaran, de esto se mantiene uno; este es un buen oficio para trabajar», finaliza el reconocido maestro artesano.
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