«Es mejor morir de pie que vivir
toda una vida arrodilladoâ
E. Zapata
El 10 de abril de 1919 en Chinameca, Morelos fue emboscado y asesinado Emiliano Zapata Salazar. El emblemático caudillo del sur, hijo de Gabriel Zapata y Cleofas Salazar, es uno de los íconos del movimiento revolucionario de 1910. Tenía 31 años cuando estalló el movimiento armado, pero desde una edad temprana vivió las grandes injusticias en las Haciendas de Morelos . En el año 1909 participa en la Junta de la Defensa de las tierras de Anenecuilco, donde grandes extensiones de tierra les habían sido expropiadas por la Ley Lerdo, aduciendo su improductividad.   A partir de entonces su liderazgo nato le convirtió en el portavoz de las demandas de los campesinos como él.  Su lucha fue por la tierra, y el movimiento armado que encabezó, tomo como baluarte, la legendaria frase: âtierra y libertad.â
El desarrollo del movimiento revolucionario, da cuenta de alianzas y desencuentros entre los principales grupos, tan es así, que Francisco I. Madero llega a tener enormes divergencias con Emiliano Zapata y con Francisco Villa. Cuando Madero asume la presidencia del país, la solución verdadera de los principales problemas se postergó, y el movimiento armado en el sur y en el norte del país, no se hicieron esperar.  Madero ofrece a Zapata una hacienda en el estado de Morelos «como pago a sus servicios a la Revolución», cosa que enfurece a Zapata que le contesta:
âNo, señor Madero. Yo no me levanté en armas para conquistar tierras y haciendas. Yo me levanté en armas para que al pueblo de Morelos le sea devuelto lo que le fue robado. Entonces pues, señor Madero, o nos cumple usted, a mí y al estado de Morelos lo que nos prometió, o a usted y a mí nos lleva la chichicuilotaâ
Emiliano Zapata promulga el 28 de noviembre de 1911, el famoso Plan de Ayala. En este documento, se desconoce en primer término a Francisco I. Madero como Presidente,  y por medio de él, se llamó a las armas para restituir la propiedad de las tierras a los campesinos, pues se sostenía que las tierras habían sido arrebatadas al pueblo por caciques, hacendados y terratenientes, y deberían ser devueltas a sus dueños originarios. Por ello el Plan sostiene que los campesinos deben presentar sus títulos de propiedad, los cuales en su mayoría eran de tipo comunal y se originaban en el virreinato, estos títulos habían sido declarados sin valor bajo las condiciones de la Ley Lerdo, que formaba parte de las Leyes de Reforma, por lo que había sido fácil legalmente hablando el despojo de tierras que los comuneros no trabajaban.
Como reacción al Plan de Ayala, Francisco I. Madero ordena la persecución de Emiliano Zapata, al originario de Colotlán Jalisco, al chacal, nada menos que a Victoriano Huerta quien dos años después habría de traicionar y asesinar al mismo Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.
A la muerte de  Francisco I. Madero, Emiliano Zapata y Francisco Villa siguieron levantados en armas, en contra del usurpador Victoriano Huerta, quien lejos de resolver las grandes causas revolucionarias, se dedicó a perseguir encarnizadamente a sus detractores, para finalmente renunciar al poder en julio de 1914.  Para octubre de ese mismo año, Venustiano Carranza convoca a los principales jefes revolucionarios a una reunión que se denominó Gran Convención de Jefes militares con mando de fuerzas y gobernadores de los Estados, dando inicio en la Cd. De México y que continuó en la ciudad de Aguascalientes, de donde toma su nombre como Convención de Aguascalientes. Las fuerzas zapatistas y las villistas se integraron a la convención, y se acordó que Eulalio Gutiérrez Ortiz  (oriundo de Ramos Arizpe, Coahuila) asumiera la Presidencia de la República, misma que asumió hasta junio  de 1915. Cabe mencionar que Eulalio Gutiérrez, fue en 1911, Presidente Municipal de Concepción del Oro, Zacatecas.
Para entonces Villa y Zapata, seguían levantados en armas, y Carranza por su parte desconocía los acuerdos de la Convención de Aguascalientes, aliado con Alvaro Obregón. Para 1917 Carranza convoca a un congreso constituyente, que promulgó nuestra Constitución actual, incorporando las garantías sociales ( de los artículos 3º , 27º y 123º). Las diferencias entre Carranza -siendo Presidente Constitucional de México- y Zapata continuaron, y valiéndose de Jesús Guajardo, fue traicionado y ultimado el Atila del Sur. La composición ideológica del movimiento zapatista, nos habla de un apego  natural a la tierra, de identidad y de pertenencia. Muy posible es que, Emiliano Zapata no haya dimensionado la trascendencia de su movimiento, pero aún hasta nuestros días, ante la falta de líderes genuinos y consistentes,  el pensamiento zapatista sigue inspirando las luchas por reivindicación de los derechos agrarios de muchos campesinos.