Por: Lic. Rosa Elisa Acuña Martínez
De las fechas que más celebramos los mexicanos, sin duda el 10 de mayo ocupa un lugar privilegiado.  Desde niños vamos creciendo con las celebraciones escolares, los ahorros acumulados durante los últimos meses, son utilizados en buscar con dedicación un regalo especial. Al asumir el ritual de la celebración, rara vez nos preguntamos cuál es el origen de esta fecha tan esperada por los comerciantes. Y resulta que desde tiempos muy remotos, los festejos a las madres han estado presentes,  desde los ofrecimientos que se hacían en la Antigua Grecia a la madre del Dios Júpiter, Neptuno y Plutón, de nombre Reha. Se dice que esta celebración se conocía como La Hilaria, y se llevaba a cabo en el mes de marzo en el templo de Cybele.
Luego durante el siglo XVII, Inglaterra también fue escenario de una celebración que se llamó el Domingo de las Madres, en el que se honraba a la Virgen María y se aprovechaba el festejo para felicitar a las mamás, debemos decir que esta celebración tenía una fuerte influencia del cristianismo de esa época.
Hacia 1914 se celebró por vez primera el día de la Madre en Estados Unidos, suponiendo que su origen se debe a una joven de nombre Anna Jarvis, quien después de haber perdido a su madre quien era una activista comunitaria de Virgina, solicitó a las autoridades que el segundo domingo de mayo se instituyera como el día de la Madre, aduciendo que el celebrar una fecha así, estrecharía los lazos familiares y de respeto hacia los padres. Estando Woodrow Wilson como Presidente de los Estados Unidos, se estableció la fecha como una fiesta nacional.
En nuestro país, el 10 de mayo de 1922, se celebró por primera vez el día de la madre, y se dice, que un periodista de nombre Rafael Alducin, quien trabajaba en el periódico Excélsior, emitió una convocatoria para que la gente opinara sobre una fecha para celebrar a las madres, así la fecha electa fue el 10 de mayo, y desde entonces forma parte de los festejos populares.
Sin embargo más allá de los festivales, los regalos, las flores, las mañanitas quedan muchas reflexiones, sobre el papel de las madres en el contexto histórico actual.   Un alto porcentaje de mujeres hoy en día, combinan el papel de madre con el de profesionista o trabajadora en diversos ámbitos, por lo que, las condiciones de las madres y abuelas de hace 50 años son totalmente diferentes a las actuales.  Las crisis económicas han obligado a las familias mexicanas, a diversificar funciones, de ahí que, sean cada vez menos las mamás de tiempo completo.  Por una parte es positivo, que las mamás salgamos de la cocina y veamos el mundo que les ha tocado vivir a nuestros hijos, que palpemos los avances en diferentes áreas de la sociedad, pero a su vez,  tenemos que volver a refundar el cimiento social, a retomar en nuestras manos el destino de los hogares mexicanos, y desde ahí, impulsar el gran movimiento  social que requiere nuestro país.  Muchos de los  problemas actuales, tienen su origen sin duda, en la falta de atención a la familia, desde la desintegración familiar, el alcoholismo, la drogadicción, los embarazos precoces de adolescentes, la deserción escolar, los preocupantes índices de obesidad infantil, etc. Sin duda, la formación y educación de los hijos son de las tareas más difíciles para las cuales no hay una guía exacta,  y es posible que pensemos que no hay remuneración como en los trabajos que absorben gran parte de nuestro tiempo, sin embargo, el formar hijos sanos y felices constituyen un pago insustituible. Cuando pensemos patrióticamente, cuál será nuestro legado para México, no necesitamos hacer grandes obras, -que de por sí tienen mérito-, quizás desde el anonimato de nuestros hogares, con la modestia diaria, podremos formar buenos mexicanos y vislumbrar para nuestro país un mejor futuro. La próxima vez que te pregunten a qué te dedicas, antepón a cualquier profesión, título, grado, etc, el compromiso más noble, el más remunerado, el más satisfactorio, el que se ejerce con el corazón, el que no cualquiera puede asumir: ser mamá.