Desafortunadamente la violencia es uno de los principales problemas que vive la juventud en la actualidad, reflejo de lo anterior es la detención de una niña de 13 años luego de un enfrentamiento armado que tuvieron integrantes de una banda delincuencial con policías de Jalisco y que de acuerdo a su declaración ante el Ministerio Público de ese estado, sería de Luis Moya, Zacatecas.
La menor estuvo tres días en las instalaciones de la delegación Jalisco de la PGR y fue liberada, puesto que la Ley de Justicia Integral para Adolescentes del Estado de Jalisco, establece que sólo los infractores mayores de 14 años son sujetos de privación de la libertad.
Fue puesta a disposición del Juzgado Primero de Menores de Jalisco, el que deberá establecer las condiciones de su rehabilitación, ya que deberá recibir además tratamiento psicológico, aunque podrá hacerlo en libertad, en su casa y bajo la vigilancia de su madre y tutora.
Alejandro Solorio Aréchiga, titular de la SSP en Jalisco, lamentó luego de esta detención que jovencitas de Zacatecas sean utilizadas como sicarias y damas de compañía y que sigan apareciendo cada vez más menores de edad en estos tipos de grupos delincuenciales.
El aumento de la violencia entre los adolescentes es un problema social y familiar que requiere urgente atención, pero mas importante es buscar las causas de este problema y tratar de prevenirlas, fomentando en los adolescentes valores positivos y creando un ambiente familiar sin violencia.
Por desgracia, esta menor no tuvo la oportunidad de estar exenta de este problema, pues en una entrevista transmitida en un medio electrónico internacional, su madre (de quien se reservaron sus datos por seguridad), confirmó ese hecho y comentó que hace unos días su hija se escapó de su casa y ella pensó que se había ido con el novio.
Ella âdice- no sabía qué hacía su hija después de salir de la escuela, pues trabaja doce horas diarias en una actividad que no quiso detallar.
La niña había dicho en entrevista colectiva con medios de comunicación al ser presentada por la Secretaría de Seguridad Pública de Jalisco, que tenía un mes con el grupo delictivo y que su trabajo era informar quién entraba y salía de su pueblo, por lo que le pagaban ocho mil pesos; ahí, ella comentó que su familia sí sabía a qué se dedicaba.
Pese a ello, la madre dijo no saber que su hija estaba implicada en actividades.