Por: L.E. Francisco Hernández Cabral
Hoy en día, parece ya no estar en discusiones de los ciudadanos si las elecciones tanto a nivel federal como estatal son limpias, claras y transparentes, sino que la polémica se centra en los recursos que reciben los partidos políticos, hay una percepción en distintos sectores de la sociedad, de que es mucho dinero lo que reciben para su operación y participación en los procesos electorales.
El propio Instituto Federal Electoral plantea, tenemos una democracia onerosa y su costo, es indudablemente cierto. De igual forma, se ha reconocido que en México se celebran las elecciones más caras del mundo. En la actualidad, el costo de los procesos electorales en nuestro país resulta una preocupación central, aunque con diferente grado en cada Entidad Federativa.
Zacatecas presenta una nueva conformación y correlación entre las fuerzas políticas presentes en el escenario social. El Poder Ejecutivo Estatal y una parte importante del Congreso Local, así como los ayuntamientos detentados por miembros de diferentes partidos políticos.
Así, podemos mencionar que el sistema de partidos políticos ha ido cambiando en los últimos años, sobre todo a partir de 1998, se ha vuelto cada vez más pluripartidista, cuando en el pasado había sido claramente un sistema de partido hegemónico.
Para alcanzar la democracia en México, se tomó la decisión de afrontar su costo, a través de crear organismos autónomos y dotados de todos los elementos legales y económicos que le permitieran participar en los procesos electorales con independencia y transparencia. Al mismo tiempo, se asumió el costo de los partidos políticos.
La democracia se ha venido transformando en un artículo de lujo costoso, en un reglón que absorbe cuantiosas cantidades de los impuestos pagados por el pueblo y que se aprueban con facilidad, porque los partidos políticos no escatiman sus ingresos.
En este sentido, consideramos que el costo de la democracia en México y sus entidades se ha convertido en un tema de discusión y de búsqueda de propuestas con el fin de reducir dicho costo, así como de transparentar el uso de los recursos asignados a los partidos políticos, y con ello buscar nuevas formas de fiscalización de dichos recursos.
Una vez logradas unas elecciones limpias y claras, el precio de los procesos electorales se ha vuelto extremadamente costoso, amplios sectores de la sociedad consideran que no se justifica el elevado monto que reciben los partidos políticos, sobre todo en el contexto de un estado como el nuestro.
En una entidad como la nuestra, donde el grueso de la población se encuentra sumergida en la pobreza y la marginación extrema, el avance democrático es inconcebible al margen de un proyecto de transformación económica, que ataque de raíz los graves problemas que aquejan a la mayoría de los zacatecanos.
Democracia y desarrollo económico son, en este sentido, conceptos inseparables. Pero así como la primera reclama del segundo, para atacar los problemas del atraso económico y abrir nuevos horizontes para el desarrollo estatal, se requiere de una abierta y decidida participación ciudadana.