LA GRECIA QUE MURIӓ

Análisis Polí­tico

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 Para Dimitris Christoulas.

El 4 de abril, en la Plaza Syntagma de Atenas, el griego de 77 años Dimitris Christoulas se suicidó con un disparo franco en la cabeza, frente al edificio del parlamento griego. Las imágenes de la población griega destrozando y quemando algunos edificios, un mes antes, le dan un contexto de mayor tensión a la muerte del septuagenario.

En su nota de despedida, Dimitris habí­a mencionado que “el Gobierno de Tsolakoglou (de ocupación alemana) ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para mí­, que se basaba en una pensión muy digna que yo habí­a pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante 35 años. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma… no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir.”

Christoulas se referí­a a la crisis polí­tica, social y económica desatada por la deuda soberana, o deuda pública que ha sostenido Grecia desde 2010. Ese año la Unión Europea (únicamente monetaria, puesto que no existe una institución jurí­dica y polí­tica que la sostenga) manifestó que ayudarí­a al paí­s heleno a reducir su déficit en gasto público a partir de exhortos y medidas de supervisión de los dineros europeos invertidos.

Esos exhortos y medidas las conocemos muy bien en México: austeridad en gasto público y dirección de los recursos públicos (una buena parte del PIB) al pago de deuda a extranjeros. Dos crisis fueron emblemáticas: la de moratoria de pagos en 1982, y crisis de deuda en 1994 también llamada “Efecto Tequila”.

Ahora bien, aquellos dineros derrochados en gasto público griego provinieron de lo que se conoce como “Giant Pool of Money” (o Gigantesco Fondo de Dinero), que nació en el año 2000 cuando las economí­as de la Unión Europea, con altas tasas de crecimiento económico, decidieron aportar flujos monetarios para el ahorro y posterior inversión en toda la Europa unida.

Las informaciones con las que contamos hasta el dí­a de hoy ofrecen algunas pistas para conocer con mayor detalle la situación griega. Aquellas inversiones que los paí­ses europeos realizaron fueron variadas. Irlanda y Grecia son los ejemplos más llamativos.

La isla anglosajona utilizó el fondo de ahorro europeo para financiar a promotores inmobiliarios, inversión que siempre se ha pensado “segura” puesto que ofrece empleos e infraestructura. El problema, al igual que el crack financiero en Estados Unidos en 2009, es que se construyeron casas al por mayor, siendo que existí­a poca gente con capacidad de comprarlas debido a un elemento fundamental: condiciones laborales inestables y como resultado abundantes empleos eventuales.

¿Quién compró la deuda privada de inversión en material, mano de obra, terrenos, maquinaria, etc. que habí­an realizado las empresas privadas para la edificación de nuevas casas? Los bancos. Y cuando los bancos no pudieron sostener la deuda crediticia de los clientes que dejaron de pagar por esas casas (a falta de un trabajo seguro), la deuda la tuvo que comprar el Estado.

En México, también podemos ofrecer un ejemplo de este tipo de crisis crediticia: el FOBAPROA (Zedillo), que posteriormente cambió de nombre a IPAB (Vicente Fox). Más recientemente, hacia el año 2008 la cartera vencida de tarjetas de crédito se sitúo en 34 mil millones de pesos.

La facilidad con que los bancos ofrecieron dichas tarjetas llegó a un extremo de falta de regulación estatal, en donde las instituciones financieras se dejaron de preocupar por la capacidad de pago de deuda de sus clientes (o historial crediticio), y con sólo mostrar la credencial de elector en un par de horas podí­an contar con 4 mil pesos para cualquier tipo de gastos. Si podí­an pagar o no, era lo de menos.

En el caso heleno, los griegos decidieron derrochar (que no invertir) el fondo de ahorro europeo en mejores salarios, prestaciones y pensiones exorbitantes para la burocracia y los sindicatos. Sin duda una medida polí­tica más que financiera que hubiera podido subsanarse si existiera un piso de desarrollo estable en su economí­a. Como no sucedió así­, el dinero no se invirtió, sino que sólo se utilizó para incentivar la capacidad de compra de los trabajadores mientras el fondo de ahorro europeo así­ lo permitiera.

Para los trabajadores como el farmacéutico Dimitris, ese fondo de ahorros además de no apoyarlos (era comerciante, no burócrata), terminó por endeudarlos junto con el total de la población helena. Se calcula que para 2020 la deuda griega deje de pagar intereses y comience a liquidar las sumas reales adquiridas, con el apoyo y endeudamiento a su vez de otros paí­ses europeos.

La muerte de Christoulas da una imagen ní­tida del paradigma económico contemporáneo de la globalización. El poder del Estado se ve reducido gracias a la intervención de los intereses privados (en sentido contrario a los públicos) y su capacidad de influir en el impulso y restricción de leyes, según sus necesidades. El “cabildeo” (una actividad sin un marco jurí­dico regulatorio) ha sido el instrumento parlamentario para convertir esos intereses en votos.

A toda acción… Múltiples reacciones.

-        Hace tres años, una veintena de jóvenes priistas candidatos a diputados federales se manifestaron en contra del “voto nulo”, puesto que “sólo beneficiará a los que tienen mayor capacidad de acarreo y quienes tienen más recursos económicos, como el caso del PAN, que atrae gente entregando despensas.” (La Jornada, 30 junio de 2009.)

Hoy la historia es distinta, y muy competida. Por un lado el partido en el gobierno ha mantenido aceitadas las delegaciones del programa Oportunidades, acusadas en diversas ocasiones de proselitismo electoral, y de repartir apoyos sólo a quienes se identifican con el partido albiazul. Por otro lado, los apoyos estatales, en manos de la densa mayorí­a de gobernadores priistas en el paí­s también han sido acusados de las mismas prácticas a favor de la coalición Compromiso por México. Así­ la “democracia” en el paí­s y sus autoridades electorales (entre ellas la FEPADE).

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