LA LAUDERíA HA CONJUGADO ARTE, CIENCIA Y Tí‰CNICA POR MíS DE CUATRO SIGLOS EN LA CREACIӓN DE INSTRUMENTOS DE CUERDA FROTADA

Muchas de las interpretaciones musicales que tienen lugar en estos dí­as para celebrar la Navidad son ejecutadas, entre otros instrumentos, con los de  cuerda frotada, y su producción y restauración es llevada a cabo por el conocimiento de la lauderí­a.

Desde hace 18 años, el Centro Histórico de la ciudad de Querétaro alberga la Escuela de Lauderí­a del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA- Conaculta), la única institución del paí­s que ofrece la licenciatura en lauderí­a, una actividad que por casi cuatro centurias ha conjugado arte, ciencia y técnica en la producción de instrumentos de cuerda frotada como son el violí­n, la viola, el violonchelo, el contrabajo, la viola da gamba y la vihuela de arco, entre otros.

Esta escuela tiene sus antecedentes en 1954, cuando con la colaboración del maestro Luigi Lanaro el INBA creó la Escuela Nacional de Lauderí­a. Lanaro vino ex profeso a México para enseñar el arte de fabricar y restaurar instrumentos, sin embargo, la escuela se desintegró en los años setenta con el retiro del maestro.

En este primer esfuerzo se logró enseñar a varias personas el oficio de la elaboración y la restauración, pero ninguna alcanzó la profesionalidad requerida para esta labor. Por ello, en octubre de 1987 se estableció nuevamente la Escuela Nacional de Laderí­a en la Ciudad de México, con la participación del maestro Luthfi Becker. Finalmente, en junio de 1992 la escuela fue trasladada a la ciudad de Santiago de Querétaro, donde actualmente funciona.

El objetivo de esta escuela es el de formar lauderos de alto nivel profesional capaces de construir, reparar y restaurar instrumentos musicales de cuerda frotada, con bases técnicas, artí­sticas e históricas, así­ como coadyuvar a la conservación y al correcto uso del patrimonio cultural que representan los instrumentos musicales antiguos y de factura reciente.

Por casi cuatro siglos la lauderí­a ha conjugado arte, ciencia y técnica en la producción de instrumentos de cuerda frotada, en los cuales convergen aportes de constructores de distintas nacionalidades y épocas.

Es importante precisar que la Escuela de Lauderí­a ofrece una licenciatura con una duración de cinco años cursados en diez semestres. Las materias son tan diversas y completas como: taller de construcción de instrumentos de cuerda frotada, conjuntos corales, conjuntos instrumentales, fí­sica y mecánica de la madera, laboratorio de acústica, historia de la música, armoní­a, solfeo, dibujo, biologí­a de la madera, entre otras.

Los egresados de la Licenciatura en Lauderí­a tienen un amplio campo de trabajo ya sea en la producción de instrumentos en el nivel de manufactura, reparación y restauración de instrumentos musicales de particulares, instituciones educativas, orquestas, músicos, grupos musicales y coleccionistas. También en la docencia e investigación en áreas artí­sticas como lauderí­a, historia de los instrumentos, biologí­a de la madera, entre otras.

Según datos históricos, el oficio de la lauderí­a surgió en Italia y tiene a sus principales precursores en Nicoló Amati, Antonio Stradivarius y Andrea Guarnerius en los siglos XVII al XVIII. Se trata de una actividad muy dedicada y delicada en la que intervienen todas las profesiones: hay que conocer la madera, el origen del instrumento y su escuela, el autor y sus condiciones personales; el terminado del barniz, los colores, el uso experto de las herramientas y suma concentración, pues cualquier error puede destruir una obra de arte.

Es importante destacar que un laudero no sólo se encarga de la construcción, reparación y restauración de instrumentos, sino también puede dedicarse a la investigación y la docencia en las áreas cientí­fica y artí­stica como historia del arte, fí­sica, acústica, biologí­a de la madera, fotografí­a y diseño. Además, es posible que lleve a cabo una interesante labor museológica, así­ como avalúos y peritajes de instrumentos musicales.

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