Con el tema âDoctor, no puedo dormirâ, impartida por los doctores Aurora Morales Martínez especialista en enfermedades del envejecimiento, Â y Eduardo ílvarez, experto en Neurología, este jueves por la noche, en el patio central del Edificio de Rectoría, se puso en marcha el Segundo Ciclo de Conferencias âAcompañamiento a la Gran Edadâ.
Este programa de charlas  es organizado por la Clínica Universitaria de la Unidad Académica de Medicina Humana, y se dirige fundamentalmente a adultos mayores, a sus familias y acompañantes, además de personas con relación laboral, afectiva o social con dichas personas, pero está abierto al público interesado en la temática.
Eduardo ílvarez enmarcó su exposición alrededor de los diferentes tipos de trastornos del sueño clasificándolos en disomnias y parasomnias: Las disomnias  son alteraciones en  la cantidad, calidad o temporalidad del sueño, en los que se presenta somnolencia diurna excesiva o incapacidad para mantener un adecuado nivel de vigilancia en el día. Entre ellas está el insomnio.
Por su parte, las parasomnias pueden aparecer en diferentes fases del sueño e implican movimientos anormales y antinaturales, comportamientos, emociones, percepciones, etc. Un ejemplo es el sonambulismo.
De acuerdo con el especialista posgraduado de la Universidad de la Habana, Cuba, además se pueden presentar una serie de combinaciones en las que el paciente que sufre de la ausencia del sueño,  que a la larga se convierte en un problema que le impide tener âuna adecuada cantidad, calidad y contenido del sueñoâ.
Señaló que aunque no es privativo de los ancianos, la falta de sueño sí es más frecuente en ellos. En otras edades âaclaró– se puede presentar debido a una mala calidad de sueño. Los que padecen este trastorno -advirtió–  pueden perder la concentración hasta llegar al deterioro  de sus funciones cognitivas.
Alteraciones del sueño afectan al 50% de la población mayor de 60 años
Por su parte  Aurelia Morales se refirió al trastorno del sueño como un problema de salud pública, que ya afecta al 50% por ciento de la población mayor de sesenta años,. Lo anterior se traduce en eventos con desenlaces fatales, como pérdida de factores cognitivos, somnolencia, disminución de      la atención y,  a la postre, podría acarrear accidentes en los adultos mayores que todavía tienen actividades productivas.
La especialista egresada de la Universidad Paul Sabatier de Touluse, Francia señaló que para tratar el trastorno de la falta de sueño los pacientes ingieren sedantes que, posteriormente, provocan adicción y no reparan de manera definitiva esta perturbación.
Según su experiencia de cinco años en el tratamiento de las enfermedades del envejecimiento,  que realiza en la Clínica Universitaria, los enfermos que consumen como paliativo un medicamento hipnótico no ven resuelto de manera definitiva este trastorno: Aparte de  volverse adictas a estos productos, las personas con este trastorno presentan otros padecimientos, como son la relajación excesiva de los músculos esqueléticos, fatiga y gran debilidad. Esto provoca caídas en los adultos mayores que tardarán más tiempo en  recuperarse, indicó la doctora.
Por último, hizo las siguientes recomendaciones para los adultos que presentan el trastorno del sueño: Hacer una revisión de la higiene del sueño durmiendo al menos ocho horas como mínimo, así como crear el hábito de la higiene del sueño, evitando las cenas con alimentos muy condimentados y en abundancia.
El Segundo Ciclo de âAcompañamiento a la Gran Edadâ, continuará el jueves 27  con la conferencia âDoctor: mis padres se deprimenâ, a cargo de los doctores Gabriel E. García Garduño, especialista en Psiquiatría posgraduado en la UNAM,  y Aurelia Morales. El 10 de noviembre los mismo especialistas expondrán âDoctor: mi memoria me fallaâ. Por último, el jueves 24, el doctor Eduardo ílvarez y la doctora Morales Martínez impartirán la charla âHablemos de parkinsonismo y temblorâ.