¿DEMOCRACIA PARTIDISTA O HEGEMONíA CUPULAR?

Análisis Polí­tico

Por: Gabriel Contreras Velázquez

El periodo electoral en el que estamos inmersos, también conocido como “intercampañas”, de acuerdo al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales comenzó el 16 de Febrero pasado y termina el 29 de Marzo del presente año.

El Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral, Leonardo Valdés Zurita, en la sesión del Consejo General de esta autoridad, el 15 de Febrero señaló que “la intercampaña no es un periodo para la competencia electoral sino que pone fin a un periodo de preparación interna de los partidos y abre un espacio para que se resuelvan posibles diferencias sobre la selección de los candidatos. Al finalizar la intercampaña, todos los candidatos deben quedar jurí­dicamente firmes e iniciar la búsqueda del voto popular en las mismas condiciones.”

Ese es el contexto donde se desarrolla la movilización de la Confederación Nacional Campesina en contra de las decisiones del PRI zacatecano y la inclusión de sus grupos sociales “organizados” en las candidaturas a diputaciones federales.

La CNC se ha mantenido desde años atrás como un instrumento de cooptación del sector campesino, mismo que de forma “agremiada” respalda los intereses de aquellos que encabezan a este organismo, a cambio de apoyos simples que se traducen en transferencias monetarias o en especie para “fomentar” la producción agrí­cola, no sólo a nivel estatal sino en todo el paí­s.

Diseñada en 1936 para construir la base de gremios y sindicatos que fortalecieron al PRI del siglo XX, gracias a que concentraban a los votantes a cambio de posiciones polí­ticas en las diputaciones y el senado, la CNC no se caracterizó por la defensa programática del reparto de tierras, sino por la administración polí­tica de las tierras (en la figura de los ejidos) a los campesinos. Este instrumento fue la herramienta de control del sector campesino por parte del PRI.

Hoy en dí­a, la CNC dice enfrentarse al rezago y desprestigió que ha vivido la Secretaria de la Reforma Agraria durante el sexenio del presidente Calderón. Esa fue la consigna con que el lí­der nacional Gerardo Sánchez Garcí­a calificó el veto presidencial para el apoyo al campo en condiciones de sequí­a, y con el que se pretendí­a repartir 10 mil millones de pesos en estados como Durango, Chihuahua, Coahuila y Zacatecas entre otros.

Liderada en nuestro estado por Edgar Rivera Cornejo, la CNC busca aprovechar este perí­odo jurí­dico de ajustes polí­ticos o “intercampaña” para presionar al PRI zacatecano a respetar su representación en el congreso federal. Por ello, el dí­a 21 de febrero dejaron a un lado las declaraciones y tomaron las instalaciones prIÓ­stas en la capital del estado.

Con este movimiento han mostrado lo que sucede con el PRI en todo el paí­s, los acuerdos no han llegado tersos y en muchas ocasiones las rupturas están a la orden del dí­a. En Morelos sucedí­a lo mismo el mes pasado, cuando el grupo del ex alcalde de Cuernavaca Manuel Martí­nez Garrigós, tomó las instalaciones prIÓ­stas de aquel estado para exigir que su representante subiera a la candidatura a gobernador en vez del diputado con licencia Amado Orihuela.

El partido antes hegemónico ha tratado de revivir a sus estructuras, sin la garantí­a suficiente de representación polí­tica (único incentivo para mantenerlas cerca). Las cúpulas se han mantenido herméticas, y los espacios han sido apenas suficientes para lograr los enroques polí­ticos para las elecciones concurrentes.

En esas cúpulas se encuentran los proyectos casi antagónicos que representa por un lado el senador Beltrones, y por otro el del grupo Atlacomulco, hecho a imagen y semejanza de la presidencia de Carlos Salinas, y que hoy impulsa Peña Nieto.

En Zacatecas esas subdivisiones alcanzan sus extremos. No olvidemos que después del primer informe de Alonso Reyes, un sector prIÓ­sta acompañó al Senador Beltrones a un restaurante en el boulevard, mientras que el gobernador encabezó la comitiva que llevó a Peña Nieto a una comida en otro restaurante en las instalaciones de la Feria.

Las formas fueron muy claras en esos momentos, y lo siguieron siendo con la insistencia de Pedro de León Mojarro al gestionar, por medio de Humberto Moreira, el monopolio de la agenda electoral del partido. Que por cierto, al que llaman “Delegado Operativo del CEN del PRI” es curiosamente una figura estatutaria que sólo existe en Zacatecas (y coincidencia no es). Y no sabemos a la fecha en qué consiste su agenda como “Delegado Operativo”.

Por último, las declaraciones del presidente estatal del PRI, Juan Carlos Lozano Martí­nez deberí­an llamar la atención a los afanados en estudiar la Democracia partidista. El prIÓ­sta mencionó con respecto a la CNC zacatecana que “no creo que se mueva sola la gente con los traslados, alimentación y la música”. De entrada ya nos dio a entender que en su partido la gente no se moviliza por voluntad propia, sino que el acarreo es lo convencional.

A toda acción… múltiples reacciones.

Y mientras los “prIÓ­stas” (desde los nuevos hasta los de escuela) se ponen de acuerdo para ver quién le responde qué a Ricardo Monreal, coordinador de la campaña de las izquierdas a nivel nacional, y polí­tico que, como se dirí­a en el argot polí­tico “arrastra el colmillo”, lo que logró el senador con licencia es evidenciar la falta de coordinación en los tricolores zacatecanos.

No olvidemos que quienes rodean hoy a Alonso Reyes, en su mayorí­a recibieron las enseñanzas monrealistas, o fueron rivales polí­ticos de tal personaje en algún momento de su carrera. Desde su condición de prIÓ­sta tradicional José Olvera Acevedo (muy desgastado por no haber conseguido ni siquiera la candidatura a diputado federal) responde claramente a los posicionamientos de Monreal aludiendo a una “calidad moral”, difí­cilmente medible en polí­tica.

En otro extremo, el coordinador de la bancada local prIÓ­sta Felipe Ramí­rez Chávez (ese que dice que el Congreso no deberí­a ser una arena polí­tica), pronunció que no se subirá al ring, y hace todo lo contrario. Declara por su parte que el gobernador no necesita ser defendido, porque el trabajo que ha desempeñado habla por sí­ mismo. ¿Acaso “no subirse al ring” no significa eludir las declaraciones con respecto al tema? Para los prIÓ­stas parece que sí­.

A la distancia, Juan Carlos Lozano Martí­nez se preocupó por “el silencio de los funcionarios, pese a escuchar tanta injuria, cuando se requiere cerrar filas a favor del gobernador.” Estará extrañando a Alejandro Tello, porque ha sido el único funcionario que salió a dar la cara, en especial cuando aquella situación delicada de la información de Excélsior con respecto a la deuda estatal.

Otro que no se libra del peso del silencio es Pedro de León Mojarro. Con aquel discurso del año pasado –y que sigue repitiendo- para obtener la candidatura al Senado (o a diputado federal… o en su defecto, diputado plurinominal… ya sólo falta que lo manden de suplente) y ayudar al Gobernador y a los zacatecanos desde el Congreso de la Unión. Pues hay que avisarle que según el presidente de su partido, este es un buen momento para ayudar a su cuñado.

Así­ quedaron los dividendos (hasta ahora) que han sacado  las palabras de Ricardo Monreal. El senador sigue enseñando el colmillo.

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