Por: Lic. Catarino Martínez Díaz
A propósito del âDía de Muertosâ tan emblemático para los mexicanos, en nuestro hacedero cultural se vienen acumulando rasgos de carácter religioso, esotérico, literario y hasta festivo para los miles de niños que ven una oportunidad de hacerse de algunas golosinas y disfraces, que resaltan su concepción de la muerte inmersa en las fantasías, y es mejor que sea así y no en el temor. Los padres nos volvemos sensibles para acuñar una fotografía que testifique la infancia de nuestros hijos, disfrazados de diablo, muerte o algún ser del inframundo. Entre altares de muertos y calaveras llenas de ironía, quiero externar algún comentario sobre cinco personajes que fallecieron dejando tras de sí, muchas anécdotas en la vida educativa, social y política de la Entidad.
Pedro Garza Bárcenas, Profesor originario de Noria de íngeles Zacatecas, donde fue Presidente Municipal de 1974 a 1976. Identificado siempre con la Confederación Nacional Campesina de la que fue activista y promotor político, tuvo también una carrera interesante en el servicio público. Llegó a ser Diputado Federal Suplente, colaborador en la Secretaría General de Gobierno y Director de Tránsito y Vialidad. Junto con el Ingeniero Julio Ortiz y coordinados por una estupenda mujer estudiosa del agrarismo, la Doctora Carlota Botey también cenecista de toda la vida y después militante del PRD al que renuncio cansada según dijo ella misma, del comportamiento de tribus (sic). Bárcenas, Ortiz y Botey, dejaron un estudio interesantísimo sobre La Cuestión Agraria de Zacatecas, editado por La UAZ y el Gobierno del Estado. Pedro Garza tenía una gran facilidad para escribir, su redacción era excelente. No pocas veces le insistí que terminara y editara el segundo tomo del estudio agrario, inclusive como un homenaje precisamente a Carlota Botey fallecida en agosto de 2011, con quien nos identificaba el gusto por saber sobre la historia del agrarismo y las luchas libradas para la creación de los ejidos. Nunca me dijo que no, pero tampoco se concretó el trabajo. Le llamé a su celular el 14 de febrero para saludarlo por el Día de la Amistad, pero una de sus hijas me envió un mensaje diciéndome que acababa de fallecer, víctima de una insuficiencia renal. Pocos cenecistas estuvieron en su sepelio, pensé en la falta de solidaridad para acompañar a los que lucharon y creyeron en el agrarismo, desde todas las trincheras.
Fausto Simón Hernández Dávila, un Profesor nacido También en Norias de íngeles, pero avecindado recién nacido en Villa González Ortega. Incursionó en la docencia con bastante éxito, en la comunidad de San Mateo Valparaíso Zacatecas. Era poseedor de una gran habilidad literaria que nunca quiso desarrollar ni hacer pública, sino que más bien canalizó su creatividad hacia la difusión cultural, el folclor, el cine, la charrería, la pintura y ocasionalmente poesías de una excelente factura, y un fuerte contenido existencialista inmerso en las complejidades de la mente con perspectivas de la vida. Fue Secretario Auxiliar durante el Gobierno de Genaro Borrego Estrada; Tesorero Municipal de Pinos y Villa González Ortega; Director de Verificación de la PROFECO en Zacatecas y promotor cultural incansable hasta su fallecimiento en el mes de abril, agobiado por el cáncer. Â Su último deseo fue la cremación, me hizo comprometerme para que no lo llevaran al cementerio y excluyéramos los rituales tradicionales. Pocas personas he conocido en la vida tan seguras de su transición mortal como él, quería que sus cenizas se quedaran a resguardo de su hija, y si algún día existían condiciones regresaran a su domicilio en Villa González, para montar un museo. âNo voy a morir, voy a dejar de sufrir que es distintoâ fue lo último que me escribió.
Carlos Ulises Girón Sifuentes, destacado profesor del nivel medio superior en la UAZ, de la que también fue Director de Comunicación Social, y un excelente trabajador de los medios impresos y radiofónicos. Sociólogo estudioso, y autodidacta con una extraordinaria capacidad analítica. Su padre también fue un destacado Maestro Jerezano, que supo conducir a Carlos Ulises por los caminos de la docencia, pero en el terreno universitario, con una perspectiva muy diferente a la educación federalizada. Más bien vinculada con el papel social que juega la universidad en el contexto sociológico. Con Don Arturo Romo Gutiérrez fue un excelente Director de Comunicación Social, se había ganado un reconocimiento a pulso por su trayectoria periodística y por la calidad de persona que era. Su vida fue como su columna âUna Carta de Navegaciónâ llena de música, de libros, de bohemia y aroma de café edulcorado con la charla tan amena de que era poseedor, abarcando todos los temas posibles. Tenía una gran capacidad para socializar, creo que nunca perdió el âDonâ de los jerezanos que transitan con ese halo zacatecano, lujosamente sencillo, humanitario y grato que le imprimen a la vida. Así buscamos conducirnos quienes nacimos en la provincia del suelo zacatecano, porque la vida nos formó llena de necesidades, retos y desafíos, hasta hacernos hombres de bien. Carlos Ulises Girón es el mejor referente.
Profesora Soledad Fernández, Emérita educadora que alcanzó casi un siglo de vida, formando miles de generaciones de zacatecanos que tuvieron en la Escuela Anexa a la Normal, un recinto lleno de historia educativa. La maestra Fernández es el mejor ejemplo para las generaciones presentes y futuras, que pretendan encontrar en la vocación docente, un proyecto de vida y una perspectiva profesional sin límites, como es la carrera magisterial. Sus descendientes son para nuestra fortuna, notables educadores, periodistas y hombres del arte y la cultura. Adentrase al estudio de una vida así, propicia que uno se conmocione aunque la tierra nos reclame regresar a su seno. Estamos hablando de zacatecanos fallecidos un mismo año, que tuvieron una enorme capacidad analítica.
En el momento que escribía este artículo, me enteraron la muerte repentina de Benito ílvarez, también periodista y hombre muy cercano al ex Gobernador Pedro Ruiz González. Ambos vivieron una etapa de acontecimientos muy complejos para la Entidad, vinculada y operada en conjunción con los liderazgos nacionales, y en los que, San Luis Potosí con Gonzalo N. Santos, imprimía características y patrones de conducta regionales de mucho peso e influencia. Benito ílvarez era muy cercano a N. Santos, registrando algunos acontecimientos en pláticas ocasionales, pero jamás quiso plasmarlos en memorias impresas. A pesar de promover la edición de libros, periódicos y revistas, Benito nunca quiso darlos a conocer, supongo que por razones estrictamente personales.
Vaya entonces para ellos un memorable testimonio, el reconocimiento a su contribución cultural, vivida con el sello y características propias. La existencia así como ellos la concibieron, es una «Carta de  Navegación» en la que todos anclamos el alma, y tarde o temprano llegaremos al mismo puerto.