SE COLUDEN «COYOTES» CON EL CRIMEN PARA ASALTAR A LAS MIGRANTES

 Mujeres-trabajadoras

Les roban y las extorsionan en la zona de La Rumorosa, en BC
 
Por Adriana Franco Rosales, enviada

Tijuana.(Cimacnoticias).- Defensoras de los Derechos Humanos (DH) advirtieron que las mujeres migrantes que cruzan la frontera norte por Baja California, para evitar los abusos del crimen organizado en la ruta del Golfo de México, no están exentas de ser secuestradas y extorsionadas debido a que algunos “coyotes” (traficantes de personas) están coludidos con delincuentes.

En entrevista con Cimacnoticias, Mary Galván Romero, activista y  trabajadora social del albergue para mujeres migrantes Instituto Madre Assunta, señaló que por diversos testimonios de migrantes que fueron secuestradas se sospecha que los “coyotes” le avisan a los criminales cuándo y a qué hora ellas pasarán por la zona montañosa y desértica de La Rumorosa, para que les roben sus pertenencias.

“A muchas las agarran en el cerro. Las lleva el ‘coyote’ por 3 mil dólares (40 mil pesos mexicanos), y de pronto les salen cinco o seis asaltantes en el camino; las meten en cuevas, les quitan los celulares y extorsionan a sus familias, pero a ellos (los traficantes) nunca les pasa nada, siendo que las mujeres les pagan para que las protejan, no para que las entreguen a los delincuentes”, dijo Galván Romero.

Ante esta situación, la activista sostuvo que aunque las y los defensores de migrantes de esta ciudad no han recibido ataques ni amenazas de las autoridades o del crimen organizado, no descarta la posibilidad de que pueda suceder por la forma en la que ha evolucionado la violencia contra la población migrante, como sucedió en otras entidades.

“Sé que en Tamaulipas la situación es muy distinta, porque muchas de las mujeres que llegan a este albergue han sido devueltas también por ese lado, pese a que entraron por Tijuana. Allá muchas mujeres son violadas, secuestradas y extorsionadas por (el cártel de) Los Zetas, pero aquí no sucede lo mismo porque operan otros cárteles que sólo se dedican al tráfico de drogas, no de personas”.

A estas deportaciones se les conoce como “laterales”, es decir que las migrantes entran por la zona del Pacífico y son devueltas por urbes del centro-norte del país o del Golfo de México, como Ciudad Juárez, en Chihuahua, y Nuevo Laredo o Reynosa, en Tamaulipas, pese a que las autoridades estadounidenses saben que ahí corren más peligro de ser víctimas de violencia sexual, secuestro y trata de personas.

Así lo denunciaron investigadores de El Colegio de la Frontera Norte (Colef) durante el “Taller de especialización para periodistas sobre migración”, que se realizó en esta ciudad bajacaliforniana.

Además, a muchas mujeres las deportan en la madrugada, cuando los albergues están cerrados, pese a que la Coalición Pro Defensa del Migrante ha señalado en informes internacionales que ambas prácticas son una violación sistemática de Estados Unidos a los DH de las migrantes, ya que existen acuerdos para que las autoridades migratorias eviten ejercer estas estrategias de “castigo”.

Mary Galván añadió que en la zona del Golfo el crimen organizado se siente en discordia con las y los defensores de migrantes, y los amenazan como si fueran sus enemigos, pero en Tijuana “esto no ocurre” por la coordinación entre los albergues y las autoridades migratorias, consideró.

Y SIN EMBARGO HAY RIESGOS

En contraste con lo narrado por Galván, Alejandra Michelle Gómez Casillas, trabajadora social del albergue Casa del Migrante –también en Tijuana–, contó a Cimacnoticias que hace dos años más de 20 agentes federales intentaron allanar el lugar en busca de un presunto migrante delincuente.

En ese momento, el sacerdote que estaba al frente del albergue no se encontraba, por lo que Alejandra Michelle salió en defensa de las y los migrantes al impedir el paso a los agentes.

“Ellos querían meterse, pero no tenían la orden de cateo, por eso no les permití la entrada, además a mí no me da miedo que vengan con sus ‘cuernos de chivo’, ni que pretendan amedrentarme al decir que me van a arrestar por obstruir a la autoridad”, relató.

A sus 29 años, Alejandra Gómez es quien define si las y los migrantes serán alojados, luego de recibir la información que le brindan en las entrevistas, la cual sirve para conocer sus historias y necesidades, así como para nutrir una base de datos para identificarlos con sus huellas dactilares en caso de que sean asesinados.

Esa base de datos podría resultar significativa para reconocer los cuerpos de migrantes que son enviados a la fosa común, ya que suelen viajar sin identificación, por lo que sus familias no logran localizarlos cuando desaparecen.

“Quiero tener las bases, las herramientas y los contactos para poder defender a las y los migrantes; que sea un trabajo integral, no sólo darles alojamiento, comida y enviarlos a continuar con su camino, sino apoyarles en todo lo que necesitan para resolver su situación”, concluyó.

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