Ni el cáncer me impide estudiar… aprendo en el hospital

Zacatecas, Zac.- Ésta una escuela diferente: no hay preinscripciones, carece de director, también de cancha de usos múltiples, no hay vacaciones de verano, a veces hay clases los sábados o domingos, en lugar de butacas se estudia en camas.

 Su ubicación le da peculiaridad sobre cualquier otra escuela de educación básica del estado. Se encuentra en el cuarto piso, área de pediatría, del Hospital General Zacatecas «Luz González Cosío» le llaman «La Escuelita».

Es la escuela «Sigamos aprendiendo… en el hospital», que opera el Gobierno de Zacatecas, a través de un trabajo coordinado de cuatro dependencias, para evitar que se retrase o se vea interrumpida la educación de estudiantes con padecimientos crónicos.

Desde hace nueve años, esta escuela ha representado una firme esperanza de vida para cientos de niñas, niños y adolescentes que día a día dan la batalla contra enfermedades como el cáncer.

El Gobierno del Estado y La escuelita

A través de un convenio de colaboración, cuatro dependencias de Gobierno del Estado trabajan coordinadamente para estimular el óptimo funcionamiento de «La escuelita».

Cuando es el caso, el Instituto Zacatecano de Educación para Adultos (IZEA) atiende madres y padres de estudiantes que no han concluido o iniciado sus estudios de primaria o secundaria.

El Instituto Zacatecano de Cultura «Ramón López Velarde» educa a alumnas y alumnos a través de titiriteros o teatreros; la Secretaría de Educación cubre el salario de las maestras y proporciona material didáctico y formativo.

Los Servicios de Salud de Zacatecas (SSZ) absorben los gastos de medicamento y doctores de las y los alumnos de «La Escuelita», además proporcionan el espacio para el salón de clases.

Marco Vinicio Flores Chávez, secretario de Educación, manifestó que el Gobernador Miguel Alonso Reyes es el primer interesado en que se atienda educativamente a estas niñas, niños y adolescentes.

Las alumnas

Recostada en la cama 109 del área oncopediatría, Karen traza un halo sobre una hoja de foamy y en su interior un rostro. Ya ha cortado un pequeño rectángulo de tela verde, dice que es un manto. Está haciendo una Virgen de Guadalupe.

Tiene 16 años y estudia el primer semestre en la preparatoria Valentín Gómez Farías, en Monte Escobedo. Hace cinco meses recibe tratamiento médico para contrarrestar una Leucemia, enfermedad comúnmente descrita como cáncer en la sangre.

Cada 22 días debe regresar. Para no verse retrasada en su formación escolar, a través de «Sigamos aprendiendo… en el hospital», recibe apoyo para realizar tareas, trabajos y actividades escolares.

Dos camas más adelante está Anahí. Tiene cuatro años. Ella no lo sabe, pero tiene la misma enfermedad que Karen. Llegó el lunes acompañada por su madre. Es originaria de la comunidad Los Camachos, Monte Escobedo.

Debido a su enfermedad, no fue inscrita a preescolar en este ciclo escolar. Sin embargo, aquí ha aprendido a identificar figuras y colores. «Anahí, ¿cuál es la letra del columpio?», dice la maestra; ella señala la ‘u’ con su dedo índice.

En silla de ruedas, con boina gris tejida y un cubrebocas azul, Gema observa un video, a través de animales salvajes en su hábitat. También padece Leucemia. Tiene 11 años. Cursa el sexto grado en la primaria 20 de Noviembre, en Valparaíso.

Aunque desde el 19 de septiembre está internada, aquí no ha dejado de estudiar su materia favorita. «Me gusta Ciencias Naturales, porque de grande quiero ser enfermera, para cuidar a los niños con cáncer», dice, mientras toma la mano de su papá.

El salón de clases 

Enfermeras, doctores, camilleros, pacientes y familiares le llaman «La escuelita». Está a la entrada de pediatría. Es un aula didáctica con muros de vidrio. Aquí nueve generaciones de estudiantes han escrito sus sueños, deseos y anhelos.

Es como el salón de clases que cualquier niña o niño ha deseado. Está dividido en cuatro secciones: computadoras con acceso a Internet, juguetes y juegos de mesa, mesas de trabajo, libros didácticos y colección de cuentos infantiles.

La escuelita es una caja de sorpresas para niñas, niños y adolescentes. Tiene computadoras y DVD portátiles que pueden ser llevados a las camas. También material para elaboración de manualidades.

En este mes, tiene inscritos 67 estudiantes de preescolar, primaria, secundaria y preparatoria, quienes, generalmente, asisten a clases cada 22 días, a la par que toman su tratamiento médico.

Las maestras

Tienen una manera propia de enseñar, de motivar el aprendizaje: «todo lo hacemos con amor; motivamos la confianza», aseguran las maestras María de los Ángeles López y Cecilia Contreras Hernández.

Ambas son responsables de «La escuelita». Están en permanente comunicación con las escuelas titulares para que las y los alumnos continúen sus estudios mientras dura su estancia en el hospital.

Su metodología de trabajo se basa en Inteligencias Múltiples (con enfoques multigrado), un modelo teórico que en 1983 propuso el profesor e investigador Howard Earl Gardner, de la Universidad de Harvard.

Otros apoyos a La escuelita

Existe un viejo proverbio Zen que dice «muévete y el camino aparecerá». A nueve años de estar en permanente movimiento «Sigamos aprendiendo… desde el hospital» tiene el cobijo social.

Instituciones civiles como Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) Zacatecas, Hay vida en mis sueños y Creando Ilusiones ofrecen apoyo económico para transporte y alimentación a familiares y estudiantes.

También han organizado viajes a Cancún para las y los alumnos internados en el hospital por padecimientos de enfermedades crónicas, e incluso fiestas de 15 años.

De Fresnillo, hace una semana llegó América a La Escuelita, tiene seis años. Las maestras le mostraron un lema que hay en el salón de clases: «Las personas al igual que las aves, son diferentes en su vuelo, pero iguales en su derecho a volar».
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